Augustin o el maestro está ahí

Augustin o el maestro está ahí

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALAugustin ou le maître est là

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2020)

Nº PÁGINAS856 págs.

PRECIO PAPEL45 €

GÉNERO

Menos conocido que otros, como Bernanos o Bloy, Joseph Malègue también formó parte de ese elenco de escritores católicos que unió, con extraordinario talento, su vocación por la literatura con sus convicciones religiosas. En este sentido, estamos de enhorabuena porque Augustin o el maestro está allí (1933), comparada en su momento, tal vez exageradamente, con En busca del tiempo perdido, se traduce por primera vez al castellano, ofreciéndonos el apasionante recorrido de un alma que quiere encontrar a Dios.

Malègue, además, se ha vuelto a poner de moda con motivo de la exhortación Gaudete et exsultate. Es de él de quien Francisco toma la afortunada expresión “clases medias de la santidad”, como explica el traductor, José Antonio Millán Alba, en el prólogo. Esta obra, que relata la vida de Augustin Méridier, también realza el contraste entre las vanas pretensiones del intelectual y la entregada fe de los sencillos. Nacido en una familia católica y acostumbrado a la vida de piedad, Augustin se educa en un contexto laicista y sucumbe al ambiente teológico y filosófico marcadamente positivista, y duda en reconocer a Jesús como Dios. Busca razones para creer, pero no las encuentra ni en la universidad ni en su labor académica, apartándose de las prácticas en que sus padres, especialmente su madre, le educaron.

La crisis de fe, de índole intelectual y que comienza en la juventud del protagonista, no es algo episódico, sino que constituye el núcleo narrativo de toda la novela y donde descansa la tensión argumental. Malègue explora los recovecos de Augustin, reflejando el drama de su interior y sus diversos estados de ánimo. A lo largo de estas páginas desfilan, además, importantes personajes secundarios: familiares, amigos, compañeros de estudios y teólogos, unos entregados a Dios en el servicio callado a los demás, y otros más centrados en elucubraciones, cuya fe se tambalea.

Malègue muestra que el ejemplo es la mejor forma de acercar a la Iglesia a otros. De eso se percata el protagonista, que halla en su madre y su hermana el argumento que necesita: una profunda confianza en Dios. La novela, que tiene pasajes de un gran lirismo, es en ocasiones densa y culta, pero ayuda a entender no solo el conflicto personal de quien desea creer pese a los obstáculos, sino un período de la historia especialmente difícil para los católicos franceses. Se trata de una invitación a contemplar esa fe que ayuda a soportar las tragedias, no como un consuelo artificial, ni con resignación, sino sabiéndose abrigado por la paternidad de Dios.

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