Las docuseries deportivas han llegado a su punto culminante en la última fase del confinamiento del planeta. Los díez capítulos de esta serie de Netflix sobre Michael Jordan han sido todo un fenómeno de masas en un período radical e insólito de ausencia de eventos deportivos. En El último baile se repasa toda la carrera del mejor jugador del baloncesto de todos los tiempos partiendo de la temporada 1997-98, el concierto de despedida de los Chicago Bulls de Air Jordan, Steve Kerr, Scottie Pippen y Dennis Rodman.
El director de esta docuserie, Jason Hehir, es un especialista en documentales deportivos (André the Giant, The Fab 5, 30 por 30). Para dar un mayor dinamismo e interés al recorrido deportivo de Michael Jordan ha tomado varias decisiones muy acertadas. En primer lugar, ha derribado el pedestal de la estrella al mostrar con claridad su humanidad. Junto a su incuestionable talento e imbatible fuerza de voluntad, también vemos su carácter explosivo, la vanidad de una estrella idolatrada, y la dureza en el trato con sus compañeros.
Los constantes saltos en el tiempo sirven para explicar mejor al astro, el significado de sus grandes victorias después de años de crueles derrotas y su formación personal junto a sus padres y compañeros. Jason Hehir evita también la redundancia del relato ampliando el foco de interés de la historia a los aspectos más personales de los jugadores que hicieron historia con los Chicago Bulls, así como las personas de mayor confianza de Jordan y sus principales rivales en la cancha. Esta variedad de voces da al relato una complejidad y relevancia que hace que El último baile sea mucho más que una cadena interminable de jugadas espectaculares.
El montaje y la música hacen que la historia baile con el ritmo adecuado a cada momento. El compositor Tom Caffey, un compañero inseparable del director a lo largo de toda su trayectoria, utiliza con maestría los instrumentos de cuerda y percusión (violín, guitarra, tambor) para mostrar la belleza artística del baloncesto en su momento de apoteosis. Además, la banda sonora incluye innumerables canciones que marcaron la época como Sirius, del Alan Parsons Project; Partyman, de Prince, o Present Tense, de Pearl Jam.
La enorme cantidad de material documental es un tesoro que los cuatro montadores saben conectar y administrar para que la serie sea adictiva y fascinante. La mezcla de entrevistas, imágenes de los protagonistas en momentos distendidos y jugadas inmortales, facilitan el acercamiento del espectador a un mundo tan particular como es el de uno de los mejores deportistas del siglo XX.