La primera aparición de Håkan Söderström, “el Halcón”, emergiendo de un mar de hielo proyecta en el lector la imagen de un coloso en un tiempo de titanes: la América del siglo XIX, la de la conquista del Oeste y la de las leyendas que pesaban más que la realidad.
Sobre este personaje, un joven emigrante sueco que busca a su hermano mayor, a quien perdió cuando iban a embarcar rumbo a América, el argentino residente en Estados Unidos Hernán Díaz (1973) borda un extraordinario tapiz con la lana del western y sus mitos.
Con los resabios existencialistas de la Trilogía de la frontera, de Cormac McCarthy, A lo lejos se lee, sobre todo, como una novela de aprendizaje, aunque sin moraleja final, y, por supuesto, de aventuras. En esta suerte de odisea contemporánea, “el Halcón” es un Ulises redivivo en un mundo violento, precario y en permanente cambio, que se ve acompañado por nómadas como él: mineros, mujeres libertinas, bandoleros, tortuosos sheriffs, soldados, un naturalista que aspira a “revelar el origen del hombre” y, cómo no, indios.
El paisaje, inhóspito y desértico, resulta tan elocuente como sus moradores, y Díaz le da el espacio que merece. El contraste entre esa vastedad y la pequeñez de quienes la habitan sirve para perfilar el aislamiento de su protagonista, que madura ajeno a ese universo e indiferente también a la fama que precede a su nombre; así, tras despellejar a una leona muerta, se correrá la voz de que él la ha matado con sus propias manos, y el asesinato de un grupo de forajidos lo perseguirá hasta el fin de sus días y más allá.
Testigo de su propia supervivencia, Håkan, parco en palabras pero con un inteligible mundo interior, resumirá su epopeya en estos términos: “Me dirigía a Nueva York. Me subí al barco equivocado. Perdí a mi hermano. Desde entonces. He estado. He estado”.
Con esta novela, finalista de los premios Pulitzer y PEN/Faulkner en 2018, Hernán Díaz da otra vuelta de tuerca a una tradición, el western, que acepta cualquier relectura y mirada sin prejuicios, y la restaura con una sutil paleta de colores secundarios.