El Vaticano marca una línea roja para el Camino Sinodal alemán

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El Vaticano marca una línea roja para el Camino Sinodal alemán
Foto: nitpicker

Berlín.— La carta del Vaticano, en la que tres cardenales de la Curia solicitan que los obispos alemanes no traten los estatutos de un posible “Comité Sinodal” y recuerdan que una conferencia episcopal no tiene autoridad para establecer tal organismo, ha generado diversas reacciones.

En la Asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), que se está celebrando del 19 al 22 de febrero en Augsburgo, se esperaba que los obispos alemanes trataran los estatutos del denominado Comité Sinodal, que ya fueron aprobados por el otro organizador del Camino Sinodal alemán, el Comité Central de los católicos alemanes (ZdK), el pasado 11 de noviembre. Sin embargo, tras recibir una misiva del Vaticano al presidente de la DBK, Mons. Georg Bätzing, obispo de Limburgo, el asunto se retiró del orden del día.

La carta, fechada el 16 de febrero y firmada por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, así como por los prefectos de los dicasterios para la Doctrina de la Fe, cardenal Víctor M. Fernández, y para los Obispos, cardenal Robert F. Prevost, con la aprobación expresa del Papa, recuerda que el objetivo principal de dicho Comité Sinodal es el establecimiento de un Consejo Sinodal permanente; pero este órgano “no está previsto por el Derecho canónico vigente y, por tanto, una resolución en este sentido de la DBK sería inválida, con las correspondientes consecuencias jurídicas”. Añade la carta que la Conferencia Episcopal no tiene autoridad para aprobar dichos estatutos, recordando que la Santa Sede ya lo había expresado anteriormente (por ejemplo, en una carta muy similar del 16 de enero de 2023). El Consejo Sinodal decidiría sobre el gobierno de la Iglesia en Alemania y en él tendrían voz y voto obispos y laicos, en pie de igualdad.

Las reacciones no se han hecho esperar. La presidenta del ZdK, Irme Stetter-Karp, hablaba de un nuevo “retraso en las reformas urgentemente necesarias en la Iglesia”, poniendo una especie de ultimátum a los obispos (“la Iglesia católica en Alemania no tendrá una segunda oportunidad si detiene ahora el Camino Sinodal”), por lo que solicita de éstos que continúen con el “proyecto de reforma”, incluso en contra de los claros deseos de Roma, y que aprueben los estatutos del Comité Sinodal. Por su parte, el vicepresidente del ZdK, Thomas Söding, ha declarado que la carta de Roma “no es una prohibición, sino un frenazo”. En contra de lo que en el escrito se dice textualmente, Söding hace una interpretación personal: “En particular, veo de nuevo el gran temor de que la autoridad de los obispos pueda ser puesta en duda a través del Camino Sinodal”, lo que –en su opinión– no sucederá con el Consejo Sinodal. Y añade: “Espero que los obispos sean fieles a sus propias decisiones. Han votado por amplia mayoría a favor del Comité Sinodal. Por lo tanto, lamentablemente habrá un retraso; pero advierto que no se debe jugar a perder tiempo”.

A estas críticas se ha sumado también Gregor Podschun, el presidente de la Federación de la Juventud Católica Alemana (BDKJ). Según informa la página web oficiosa de la Conferencia Episcopal katholisch.de, Podschun pide a los obispos que traten los estatutos del Comité Sinodal a pesar de la prohibición romana, para que el Comité pueda continuar su labor en junio como estaba previsto. Y añade: “No podemos entender de ninguna manera las renovadas objeciones del Vaticano”. Además, reprocha a los obispos que “trasladen la responsabilidad a Roma” y que de ese modo “vuelvan a retrasar los procesos de reforma necesarios”.

Coacción a los obispos

Sin embargo, la iniciativa de laicos Nuevo Comienzo, que desde un principio se ha mostrado muy crítica respecto del Camino Sinodal, señala que el ZdK no tiene “la menor legitimación para ejercer presión sobre los obispos con el fin de conducirlos al abismo de una ruptura manifiesta con Roma”, y que eso sucedería si los obispos se pliegan a “la coacción” por parte de Irme Stetter-Karp. Afirma que los obispos no están “comprometidos en modo alguno –ni siquiera en el más mínimo sentido eclesiológicamente justificable– con un organismo como el ZdK en cuestiones de identidad de fe y constitución eclesiástica”, sino que con quienes lo están “dentro de la comunidad eclesial” es con los demás obispos y en último término con el Obispo de Roma “como titular de la unidad y de la autoridad del primado”. Por eso pide al ZdK que se dedique a su “misión esencial”, que consiste en “dar voz a los laicos católicos en la esfera pública de la política y la sociedad”.

“La mayoría de la DBK ha ignorado esencialmente las repetidas señales de advertencia y declaraciones del propio Papa y de destacados miembros de la Curia” (Heribert Hallermann, canonista)

Por su parte, Heribert Hallermann, catedrático emérito de Derecho Canónico de la Universidad de Würzburg, en un artículo para Die Tagespost, afirma que el “hecho insólito” de suprimir un punto del orden del día demuestra “que la mayoría de la DBK ha ignorado esencialmente las repetidas señales de advertencia y declaraciones tanto del propio Papa como de destacados miembros de la Curia”, así como de diferentes canonistas alemanes: “la DBK no escuchó nada de esto”. Según Hallermann, la última carta del Vaticano marca por primera vez una “línea roja”, pues la misiva califica al Consejo Sinodal de ilegal y una resolución sobre los estatutos del Comité Sinodal de inválida. También llama la atención sobre la afirmación de dicha carta, que la DBK “no puede hacer lo que le venga en gana, sino que está obligada por el Derecho canónico aplicable” y que por tanto, ”carece de la autoridad necesaria”.

Sin embargo, en contra de lo que afirmó el cardenal Christoph Schönborn, Hallermann no ve “una posible negativa de la DBK a ceder” como un inicio de cisma, pues el c. 751 del Código de Derecho Canónico “define el delito de cisma como el rechazo de la sumisión al Papa o de la comunión con los miembros de la Iglesia sometidos a él”. Y aunque la decisión de aprobar los estatutos del Comité sinodal “fuera ilícita e inválida y contraria a la voluntad declarada del Papa”, no constituiría delito de cisma.

En el Frankfurter Allgemeine Zeitung, Christian Geyer pregunta por qué la DBK no tuvo en cuenta las cuestiones jurídicas: “Al fin y al cabo, las cuestiones relacionadas con el estatuto del Comité Sinodal son significativas para que el Camino Sinodal sea permanente, tal como está previsto, mediante el posterior establecimiento de un Consejo Sinodal. ¿Acaso la exuberancia carismática de los pioneros del Camino Sinodal carecía de conciencia jurídica?”. E incluso plantea la cuestión de si el “proyecto de reforma” ha sido únicamente “una puesta en escena jurídicamente infundada e intrascendente que sólo tiene la apariencia de codecisión por parte de la base eclesiástica”.

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