Lynn Hunt es una prestigiosa historiadora norteamericana y profesora emérita de la Universidad de Stanford. Con la perspectiva y clarividencia que aportan los años, ofrece al lector un sugerente y breve ensayo en cuatro capítulos: por qué hay un creciente interés por esta disciplina, la verdad histórica, la simbiosis política-historia y su finalidad.
Ahora más que nunca, la historia se ha convertido en objeto de controversias: se difunden mentiras, se propalan dudas, se derriban monumentos, se revisan los libros de texto y se crean comisiones para recuperar la memoria de represaliados… en todo el planeta.
Hunt subraya la importancia de la verdad histórica y de su interpretación. A partir del estudio de hechos relevantes basados en documentos, el historiador intenta aportar una lectura coherente con el sentido de los hechos, mediante un buen relato: es, a la vez, investigador y profesional de la palabra.
La historia, como disciplina de estudio, existe en Oriente y Occidente desde la Antigüedad, si bien hasta el siglo XIX no adquirió un estatus científico propio, primero en Alemania, Francia e Inglaterra, y luego en Estados Unidos y el resto de Europa. Su público receptor fue una elite de clase alta y, su contenido, casi exclusivamente político-militar.
Avanzado el siglo XX, los historiadores asumen como propias disciplinas afines: sociología, economía, antropología, etc., que enriquecen notablemente sus resultados. Se abren oportunidades en la enseñanza superior a las mujeres y a las minorías raciales, dejando de lado un excesivo eurocentrismo. Además, se recupera el estudio de la historia como elemento formativo de todos los ciudadanos desde la escuela secundaria. Y aparecen nuevas líneas de investigación: los estudios de género, el devenir del planeta Tierra y su medio ambiente, la influencia de los seres vivos en la historia humana (desde el caballo a las enfermedades víricas), la variedad de soportes (escritos, visuales, digitales…).
La autora considera que el estudio de la historia contribuye a conocer el acervo de sabiduría presente en cada cultura, y presenta modelos ejemplares al lector. Hunt no defrauda tampoco al final de su obra, con la transcripción de una cita de Cicerón: “Ignorar lo que ocurrió antes de que naciéramos, es como ser un niño para siempre”.