Al principio de esta narración fantástica se describen los escenarios: Tierras de Poniente, vetusta fortaleza de Rocahendida compuesta por un gran Torreón negro y siete torres de menor tamaño alrededor, llamadas Puntanegra –la más alta–, Gorrarroja, Palestra, Malacara, Palique, Puntaumbría, Gruñidera. El protagonista principal es Skarper, un goblin de Puntanegra que, cuando empieza la historia, está cayendo desde lo alto de su torre porque ha sido arrojado de allí con una lanzapulta. Según cae recuerda por qué ha ocurrido eso y entonces nos enteramos de que es un goblin algo especial, que ha aprendido a leer, que no es tan animal como sus colegas, etc.
Más adelante conoce a un chico llamado Henwyn, un quesero de Adherak, que quiere ser un héroe, a una princesa ya un poco mayor que vive con un gigante, y a tres magos menores que componen el llamado Cónclave Cibelino. Además, resulta que Skarper tiene un mapa que conduce al tesoro de que había acumulado en el Torreón su antiguo rey Lord Morgue.
Las descripciones son buenas y abundan las escenas divertidas. Los diálogos son ingeniosos y hay multitud de seres raros —pues todo sucede cuando se han dado una serie de circunstancias que propician el resurgimiento de algunos seres primigenios—. Una parte del relato ironiza con los deseos heroicos de Henwyn. Otra parte, la mejor, tiene que ver con el carácter de Skarper, falso y tramposo como el de todos los goblins, pero cambiando a mejor cuando le tratan con amabilidad; así, cuando un goblin pide clemencia durante un combate, Skarper interviene para decirle a Henwyn que no le haga caso, “¡no puedes creer nada de lo que te diga un goblin! Bueno, menos esto que te estoy diciendo, claro…”. Tampoco faltan consideraciones de más interés, la de que un poder enorme puede corromper a cualquiera, pero hechas con el tono de broma que va bien con el relato.
