Göran Therborn es considerado una de las figuras más representativas de la sociología actual. Catedrático emérito de la Universidad de Cambridge, sus líneas de trabajo se han centrado en el estudio de temas y problemas de gran calado y actualidad, incorporando en todos ellos una perspectiva histórica. Su enfoque y perspectiva entronca con la teoría marxista aplicada a las ciencias sociales, destacando, desde sus inicios, como uno de los principales intelectuales de la Nueva Izquierda. Entre sus líneas de investigación más relevantes e influyentes se encuentra el estudio de las clases sociales y las desigualdades, ámbito en el que quedaría enmarcado este último trabajo.
El libro está estructurado en cuatro partes. En la primera se presenta un enfoque multidimensional sobre cómo la desigualdad puede manifestarse en la salud y la mortalidad; en los diferentes grados de libertad, dignidad y respeto con que son tratadas las personas; y en el acceso a recursos como la renta, la riqueza, la educación o el poder. La segunda se dedica a exponer la evolución de la desigualdad en la época moderna, atendiendo tanto a nivel de países y regiones, como al conjunto del mundo. La tercera parte aborda los modelos y dinámicas que, a juicio del autor, generan la desigualdad en el mundo actual. La cuarta se dedica a los mecanismos y políticas que, según Therborn, deberían ponerse en acción para producir un proceso histórico de igualación.
En el análisis de Therborn la desigualdad es abordada desde una triple perspectiva: la desigualdad vital (asociada a la propia naturaleza), la desigualdad existencial (relacionada con la dignidad y los grados de libertad, derecho al respeto y al desarrollo personal, en función del sexo, raza o estatus), y la desigualdad de recursos (en función de la disponibilidad y acceso a los mismos). Por lo tanto, lleva a cabo un estudio más amplio y ambicioso que otros trabajos centrados exclusivamente en el último aspecto.
Por los datos aportados y por el panorama que éstos muestran, el libro contribuye e invita a la reflexión. Cabe advertir que, aun estando de acuerdo con el fin perseguido por Therborn –la lucha contra la desigualdad–, su planteamiento presenta un gran sesgo respecto a los medios a los que recurre y propone; en particular a la hora de considerar y analizar a la familia, al capitalismo y a la nación como instituciones que están contribuyendo a la generación de esa desigualdad. La debilidad de su enfoque se encuentra en prescindir de un elemento que daría luz y más profundidad antropológica al conjunto de iniciativas sociales, políticas y económicas que deberían adoptarse para combatirla: el origen de la dignidad humana.
