A lo largo de la historia se ha podido comprobar cómo el afán expansionista de los Estados, junto al declive moral y las crisis económicas, termina generando un debilitamiento del poder que merma su presencia internacional. Es lo que, a juicio de López-Linares, estaría ocurriendo hoy con el “Imperio norteamericano”, que desde el final de la Segunda Guerra Mundial no habría dudado en utilizar la fuerza o el engaño con tal de alcanzar sus objetivos egoístas.
El autor analiza este hecho de una manera clara, concisa y fundada, y contrarresta con datos de diversas fuentes, muchas oficiales, el tono “conspiranoico” con el que en ocasiones se han afrontado estos temas. De esta manera muestra cómo es posible identificar en la política exterior norteamericana una serie de intervenciones alrededor del mundo como la destitución del primer ministro Mossadegh en Irán en 1953 y su apoyo al Sha. También se refiere, entre otras, a la intervención en Guatemala o a la participación en la Guerra de Vietnam. Según los datos oficiales del US Census Bureau, las exportaciones norteamericanas a los países en los que ha intervenido se incrementaron significativamente.
Para López-Linares, estos hechos son consecuencia de una forma de entender la defensa del interés nacional en el exterior, alejada de las doctrina de los Padres Fundadores y alimentada por las presiones del poder militar, las agencias de inteligencia y las élites económicas, a través de instrumentos como el Council for Foreign Relations, del que forman parte grandes empresas norteamericanas con numerosos intereses en el exterior, y cuyos miembros han ocupado puestos de responsabilidad en la política exterior norteamericana de manera casi permanente.
En un momento de incertidumbre sobre la política exterior de la administración de Donald Trump, que ha hecho de la grandeza de América su gran eslogan de campaña, la obra de Manuel López-Linares ayuda a preguntarse con perspectiva si, como señalan algunos, el próximo Presidente de EE.UU. está llamado a recuperar la influencia internacional o, por el contrario, no podrá más que limitarse a certificar su fin.
