El río sin descanso es una novela costumbrista de Gabrielle Roy, escritora canadiense en lengua francesa (1909-1983). Tras ejercer como maestra y estudiar teatro en Europa, al inicio de la Segunda Guerra Mundial regresó a Montreal e inició su trayectoria literaria.
Su infancia influye notablemente en su modo de pensar, ya que su padre se dedicaba a ayudar a inmigrantes y ella pudo observar de cerca el multiculturalismo, e incluso llegó a sentirse extraña entre los suyos, experiencia que le marcaría profundamente. La solitaria y silenciosa vida rural donde vivió de niña le hizo descubrir la influencia que la naturaleza ejerce sobre el hombre que trabaja en el campo.
Estas vivencias convergen en el mundo interior de Roy, conocida por su capacidad para mostrar las ilusiones y fracasos de los más desfavorecidos, cuestión que, junto con la injusticia social y la pugna entre los valores tradicionales y el progreso económico, son recurrentes en sus obras y se manifiestan en El río sin descanso, libro publicado en 1970.
La acción se desarrolla entre 1945 y 1968 en la península de Ungava, al norte de Canadá, junto al río Koksoak, donde se halla la comunidad esquimal. Allí vive la protagonista, una joven llamada Elsa, cuya existencia cambia radicalmente tras quedarse embarazada de un soldado estadounidense. El nacimiento de su hijo Jimmy, rubio y de ojos azules, es todo un acontecimiento para la población. Elsa desea algo distinto para su hijo y lo educa colmándolo de caprichos hasta que un día, cansada de la confrontación con los nativos, huye y cruza el río para establecerse entre los blancos: allí, alojada en un cobertizo, trabaja de sol a sol para mantener al niño.
La novela se centra en la relación madre-hijo, a la que Gabrielle Roy imprime un tono de ternura que suaviza una trama que podría resultar cruda. El entorno de belleza salvaje donde vive la población esquimal es un elemento esencial en la obra. Roy exalta de algún modo este modo de vivir muy condicionado por la fría geografía. Las tranquilas aguas del río Koksoak –“el río sin descanso”– son el escenario de una reflexión acerca de la fugacidad de la existencia, del complejo equilibrio de unos personajes atrapados entre dos mundos, de la identidad racial o el cambio generacional. El lirismo sobrio y vigoroso, junto con un sosegado ritmo narrativo, son las herramientas que emplea la autora para construir una historia cuajada de humanismo, emoción y aventura que se cierra con brillantez.
El volumen recoge también tres novelas breves de temática similar: Los satélites, El teléfono y La silla de ruedas, no exentos de humor, que muestran la reacción de sus protagonistas ante las novedades.