Estados Unidos: La semilla de la desigualdad crece desde las aulas

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Estados Unidos siempre se ha enorgullecido de ser un crisol de culturas y de ofrecer las mismas posibilidades a todos. Sin embargo, parece que lo primero está sucediendo a costa de lo segundo: en los colegios cada vez se advierten más diferencias de recursos y de calidad según sea la raza o el estrato socio-económico predominante.

Un informe de The Civil Rights Project (Universidad de California, campus de Los Ángeles: UCLA) alerta sobre el proceso de segregación que están sufriendo las escuelas –solo se refiere a las públicas– a nivel nacional, aunque especialmente las del sur, este y noreste del país. Las minorías negra y latina son las principales damnificadas de un fenómeno que se ha agudizado en la última década, pero que tiene su origen en los 80.

La concentración por estratos socio-económicos perjudica más que la racial a la igualdad educativa

El informe denuncia que los esfuerzos de integración de los años 60 y 70 (la “era de los derechos civiles”) se están yendo al traste. La situación de la minoría latina –más numerosa ya que la negra en las etapas primaria y secundaria– es especialmente dramática. Hoy en día, uno de cada cuatro estudiantes matriculados en el primer curso de primaria es latino (casi un 40% en la zona este), mientras que solo el 16% es negro. La minoría asiática, aunque también crece porcentualmente, está aún en cifras bajas, comparables a las de los latinos en los años 70.

La raza blanca sigue siendo la mayoritaria, pero un dato da cuenta de su progresivo descenso relativo, relacionado con la natalidad y la inmigración: mientras que suponen un 53,7% del total del alumnado en etapas obligatorias, ya son solo el 52,2% de los matriculados en primer curso. Según todas las predicciones, en menos de 10 años podrían dejar de ser mayoría, algo que ya ha sucedido en gran parte del país. Hay estados del este, como California, donde los latinos sobrepasan ya en número a los blancos.

La mayor natalidad de los inmigrantes y las políticas urbanísticas contribuyen a la concentración de alumnos en ciertos colegios

Se ensancha la brecha educativa

Dado que la tasa norteamericana de pobreza está creciendo en los últimos años, todas las razas están ahora en contacto con más compañeros de clase pobres (el informe entiende por pobre al estudiante que pide ayudas para pagar ciertos servicios escolares, y que ha presentado documentos acreditando esa necesidad). Sin embargo, las diferencias son notables según de quién se hable: el alumno negro medio acude a una escuela donde el 63,8% del alumnado es pobre; un 63,5% lo es en la escuela del latino típico. En cambio, los colegios donde predominan los alumnos blancos y asiáticos, de media, solo albergan un 37% y 39,2% de pobreza respectivamente.

A nivel individual, la pobreza está asociada con varios factores que a su vez se relacionan con el fracaso escolar: mala nutrición y poca atención médica, escasos recursos educativos en casa, menor tasa de matriculación pre-escolar, menor continuidad en un mismo colegio y más exposición a la violencia. A nivel de colegio, la presencia de más alumnos pobres se asocia a profesores menos experimentados y cualificados, más necesidad de clases de refuerzo en las asignaturas centrales, más estudiantes que no dominan el inglés, compañeros con peores notas, menor tasa de graduación.

El profesor Sean Reardon, de la universidad de Standford, publicó el año pasado un trabajo sobre cómo el aumento de la pobreza estaba cambiando la fisionomía de las escuelas norteamericanas. En particular, señalaba que el ensanchamiento de la brecha de salarios (income gap) entre las familias con más y menos ingresos estaba ensanchando también la brecha educativa (achievement gap) entre los alumnos de estratos socioeconómicos opuestos. Según sus datos, la diferencia en resultados escolares era entre 30% y 40% mayor entre los niños nacidos en 2001 que entre los nacidos en 1975.

Las escuelas con buenos resultados académicos atraen a alumnos de todas las razas

Como señala el informe, la investigación reciente muestra que la concentración por estratos socio-económicos perjudica más que la racial a la igualdad educativa. “Desgraciadamente, la mayoría de los estudiantes negros y latinos van a escuelas donde las dos desventajas se acumulan”.

Escuelas “apartheid”

Para explicar la creciente “re-segregación” racial de las aulas americanas, el estudio divide las escuelas en cuatro grupos. El primero es el de las que cuentan con más de un 50% de alumnos blancos. Los otros tres grupos, con mayoría no blanca, incluyen los colegios que el estudio califica como moderadamente segregados (aquellos donde los blancos suponen entre el 10% y el 50% del alumnado), intensamente segregados (entre el 1% y el10%), y colegios apartheid (ni siquiera suponen el 1%).

Los estados que más segregan no tienen por qué ser aquellos donde hay más proporción de las etnias minoritarias en el sistema escolar, sino donde las minorías están más concentradas. Por ejemplo, el estado de Nueva York es más segregador que el de California respecto a los latinos a pesar de tener mucha menos población de esta etnia.

Los números verdaderamente significativos son los que señalan la proporción de alumnos latinos y negros en centros intensamente segregados y colegios apartheid. Un 43,1% de latinos y un 38,1% de negros acuden al primer tipo de escuelas, y un 14,1% y 15,5% respectivamente al segundo. La concentración en escuelas apartheid es, a día de hoy, el único indicador en el que los negros salen peor parados que los latinos.

Recuperar medidas de la “era de los derechos civiles”

Los autores del informe no esconden que la principal explicación para la re-segregación de las aulas es demográfica (sobre todo la inmigración, aunque también la mayor tasa de natalidad entre latinos y negros). Además, existe otro factor urbanístico: la tendencia de las minorías a asentarse en determinadas ciudades, o en ciertas partes de la ciudad, lo que provoca que los colegios de esos barrios se conviertan en guetos.

Sin embargo, sin minusvalorar estos fenómenos, los autores critican la pasividad de las últimas administraciones, tanto republicanas como demócratas, y empezando por la de Obama. Gary Orfield, el principal promotor del informe, ya ha denunciado en otros estudios que algunas decisiones políticas y jurídicas han funcionado históricamente como palos en las ruedas de la integración.

La “era de los derechos civiles” tiene dos hitos importantes en la sentencia Brown vs Board of Education de 1954 –que supuso el primer respaldo legal a la integración de la minoría negra– y en la aprobación de la Civil Rights Act de 1964, que entre otras cosas excluía de la financiación estatal a escuelas que discriminaran por motivos raciales. El establecimiento de una cuota para alumnos negros en algunas escuelas y universidades, o la prohibición de discriminar por raza en la compra o alquiler de casas fueron otras medidas puestas en marcha en los años 60 y 70, que tuvieron su máxima expresión en la Emergency School Aid Act (1972) del presidente Nixon.

Según los autores del estudio, la situación actual exige recuperar algunas de esas medidas (aunque quizá mediante un programa de estímulos en vez de la obligatoriedad), y promover otras nuevas. Por ejemplo, se debería sustituir el antiguo mandato del busing (el distrito tenía la obligación de transportar en autobús a los alumnos negros que lo quisieran hasta las escuelas “de blancos”, situadas sobre todo en el extrarradio) por una política más moderna y ambiciosa que subvencione el transporte inter-distrito a las minorías étnicas, como ya se está haciendo en algunos estados.

Urbanismo, vigilancia y magnet schools

Un factor importante son las políticas urbanísticas. Los autores sugieren que las asociaciones pro derechos civiles, en colaboración con las administraciones locales, deben presionar para que estas políticas tengan en cuenta el objetivo de la diversidad racial, y favorezcan el establecimiento de buenos colegios en barrios racialmente heterogéneos, de forma que no se creen guetos

Otro campo que ofrece posibilidades de mejora es el de las magnet schools, escuelas de primaria o secundaria con un currículo específicamente centrado en algunas materias, con un método pedagógico innovador (que en algunos casos incluye la educación diferenciada), o enfocado a un determinado sector laboral. Estas escuelas han demostrado una gran eficacia desde el punto de vista académico, y además contribuyen fuertemente a la integración racial. Lo bueno atrae, independientemente de la raza.

Sin embargo, Orfield pide que se vigile especialmente a las charter schools: considera que muchas ahuyentan al alumnado no blanco suprimiendo las ayudas al transporte o al comedor, o eliminando los cursos de inserción en la lengua inglesa, un problema frecuente entre los latinos. Sin embargo, un reciente informe de la Brookings Institution concluye que algunas de las prácticas de este tipo de escuelas, si fueran imitadas en el sistema público, podrían ayudar a colegios con malos resultados académicos.


La segregación va por regiones

Aunque el número de alumnos en centros apartheid está disminuyendo en general, hay algunas zonas donde crece. Por ejemplo, el 30% de los estudiantes latinos de la ciudad de Los Angeles va a estos colegios; como media, el latino en el estado de California solo tiene un 16% de compañeros blancos. Sin embargo, entre los sistemas escolares más segregados también aparecen algunos (Nueva York, Nueva Jersey, Illinois o Maryland) donde esta minoría no tiene tanta representación en el total del alumnado, al menos comparada con estados del oeste como Nuevo México, California, Arizona.

En cuanto a los negros, las regiones con más estudiantes matriculados en centros apartheid son el noreste y, sobre todo, el medio-oeste (en Illinois el porcentaje llega al 40%). Al igual que con los latinos, tampoco existe una correspondencia entre volumen de la población negra y segregación. Ninguno de los cuatro territorios más segregados (Illinois, Michigan, Nueva York y Nueva Jersey) aparecen en la lista de los diez estados con más proporción de estudiantes negros, todos pertenecientes al sur.

El mayor tamaño de la población también está asociado con más segregación. De las cinco ciudades con más estudiantes en el sistema público (Nueva York, Los Angeles, Chicago, Dallas y Houston), la que tiene un mayor porcentaje de raza blanca es Chicago, con un 44,3%; mientras que en Los Angeles no llega ni al 20%. En las cinco la proporción de latinos es superior a la de negros. Las metrópolis que más segregan a los latinos (según el porcentaje de alumnos en escuelas apartheid) son Los Angeles (29,5%), Nueva York (18,9%) y Philadelphia (16,3%).En cuanto a la minoría negra, Chicago (donde estudió Obama) es donde hay más segregación, con casi un 50% de los negros estudiando en un colegio apartheid.

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