China busca modelos masculinos en la escuela

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Mientras en otros países la escuela pretende difuminar las diferencias de sexos, en China las autoridades educativas se están empeñando en reforzar la masculinidad y la autoestima de los chicos. Les preocupa su retraso académico respecto a las chicas y la carencia de modelos masculinos en su educación. Así que no dudan en aplicar medidas de discriminación positiva, que antes se invocaban para las mujeres.

Una crónica del corresponsal del New York Times (NYT) sintetiza esta política china: “Ante la preocupación de que la escasez de profesores varones haya producido una generación de chicos tímidos, centrados en sí mismos y afeminados, las autoridades educativas están procurando reforzar los roles y valores tradicionales de género en las aulas”, informa Javier C. Hernández.

No es fácil imaginar un ministro de educación en Occidente que enarbolara tal política en estos tiempos de ideología de género. Pero el gobierno chino siempre va por libre y no tiene que dar cuenta al Parlamento Europeo ni a colectivos LGTB.

El problema no es exclusivo de China. También en las escuelas de Occidente se advierte que, en general, los chicos están sacando peores notas que las chicas, tienen más problemas de conducta y parecen un tanto confusos respecto al modo de vivir la masculinidad. Algunos expertos, como Christina Hoff Sommers en EE.UU. y en España María Calvo, han llamado la atención sobre este problema. Pero en China se han decidido a abordarlo.

Se buscan profesores varones

Como en muchos otros países, el profesorado chino en primaria y secundaria es en gran parte femenino. La crónica del NYT dice que en las ciudades cuatro de cada cinco puestos docentes están ocupados por mujeres. Y las autoridades piensan que hay que aumentar la proporción de profesores varones, para que los niños cuenten con modelos de su sexo que les estimulen a mejorar sus resultados académicos y construir su masculinidad.

Las autoridades educativas se han atrevido a romper el tabú de que todas las actividades en la escuela deben ser mixtas

Reclutar y retener profesores varones no es fácil. La profesión docente no está bien pagada (unos 17.000 dólares anuales según datos oficiales), y los universitarios aspiran a puestos más lucrativos también dentro del sector público. De modo que un chico que quiere dedicarse a la docencia parece poco ambicioso a los ojos de sus compañeros. Así que, para aumentar su número, habría que empezar por pagar más al profesorado.

Para atraer a los varones, las universidades empiezan a recurrir a la discriminación positiva, más o menos declarada. En Fuzhou, ciudad de dos millones de habitantes, las universidades relajan los criterios de admisión y ofrecen una beca completa a los chicos que quieren dedicarse a la enseñanza. En la Fujian Normal University se ha creado desde este curso una clase especial para chicos que quieren ser profesores, con una dedicación de hasta doce horas diarias, pues deben obtener certificados en distintas materias. Y, como serán muy demandados, tienen un puesto seguro.

Afirmar la masculinidad

De estos profesores varones se espera que aporten un estilo docente que tenga atractivo para los chicos. Se habla incluso de hacer “revivir la masculinidad” de sus alumnos, con ejemplos que exalten la valentía, la firmeza y el sacrificio. La “nueva masculinidad”, más sensible y tierna, no está en el programa.

Así como en otros tiempos se trataba de afirmar la autoestima de las niñas, ahora les ha llegado el turno a los chicos. Y, puestos a ello, las autoridades educativas se han atrevido incluso a romper el tabú de que todas las actividades en la escuela deben ser mixtas.

Según cuenta el NYT, en escuelas de Shanghái los directores están experimentando con clases solo para chicos que incluyen cursos sobre artes marciales, física y reparación de ordenadores. En otra escuela de secundaria de la misma ciudad, se empezó ya en 2012 un programa para sesenta chicos, con la idea de afirmar la masculinidad. Un estudiante de la escuela, de 18 años, piensa que más que una crisis de masculinidad, hay una crisis de confianza. Los chicos se sienten más seguros en una clase solo para ellos. Y, curiosamente, dice algo que antes se aplicaba a la conducta de las chicas en clases mixtas: “En las clases con chicas, podemos no atrevernos a hablar. Cuando estamos solo chicos, nos sentimos más libres”.

De los profesores varones se espera que aporten un estilo docente que tenga atractivo para los chicos

Las actividades extraescolares también sirven para endurecer a los chicos. En Hangzhou, los educadores han comenzado un campamento de verano llamado West Point Boys, bajo el lema “Sacamos al hombre que hay en el niño”.

Inquietud por los chicos

La idea de que en un ambiente educativo dominado por mujeres los chicos no se desarrollan bien, es criticada por profesoras, sobre todo de primaria. Algunas devuelven la pelota a las familias: “No es responsabilidad de la escuela enseñar a los chicos a ser chicos. Eso corresponde a los padres”, dice una de ellas. La educación del carácter no es su problema.

Pero los padres están preocupados. La política del hijo único, impuesta hasta hace poco sobre todo en las ciudades, ha creado un desequilibrio entre los sexos. En 2012, nacieron 118 niños por cada 100 niñas, cuando la proporción natural es de 105/100. Las niñas que faltan cayeron víctimas del aborto selectivo, dada la preferencia tradicional por el hijo varón, acentuada cuando solo se puede tener uno.

Pero ahora los padres de muchos de estos niños se encuentran con que su retoño se está quedando atrás en la escuela respecto a las niñas, lo que compromete su futuro para entrar en una buena universidad y abrirse paso en una sociedad cada vez más competitiva. De ahí que, según el NYT, haya una “preocupación general sobre los chicos en la sociedad china”, inquietud que está llevando a pedir una educación más orientada a las necesidades de los chicos.

Para las chicas, es como una revancha frente a la preferencia por el hijo varón. Al ser menos numerosas y aventajadas en estudios, su cotización sube y van a tener más posibilidades de encontrar pareja. Pero también a ellas les conviene que su marido tenga claro qué es ser hombre.

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