Un caso de “pánico moral”

Fuente: Avvenire
publicado
DURACIÓN LECTURA: 5min.

Massimo Introvigne, conocido sociólogo de las religiones, examina en Avvenire (18-03-2010) los datos sociológicos disponibles sobre abusos sexuales a menores, su incidencia en el clero católico y en otros ámbitos.

Massimo Introvigne señala que las discusiones actuales sobre sacerdotes y paidofilia son un caso típico de lo que en sociología se ha calificado como “moral panics.” Los ‘pánicos morales’ han sido definidos como problemas socialmente construidos, que se caracterizan por una amplificación sistemática de los datos reales, ya sea en su repercusión mediática o en la discusión política.”

Los números importan

Para comprender cómo de este dato trágicamente real se ha pasado a un ‘pánico moral’, hay que preguntarse cuántos sacerdotes han sido autores de estos abusos. Los datos más completos son los que existen para EE.UU., donde en 2004 la Conferencia Episcopal encargó un estudio independiente al John Jay College of Criminal Justice de la City University de Nueva York, una universidad no católica y reconocida como la más seria institución académica del país sobre criminología.

Este estudio, resume Introvigne, “dice que de 1950 a 2002, 4.392 sacerdotes americanos (sobre un total de 109.000) fueron acusados de haber tenido relaciones sexuales con menores. De estos, poco más de un centenar fueron condenados por tribunales civiles. Este bajo número se explica porque las verdaderas o presuntas víctimas denunciaron a sacerdotes ya fallecidos o porque los delitos habían prescrito. En otros casos, la condena en la vía canónica no se correspondía con ninguna violación de la legislación civil, como, por ejemplo, en el caso de aquellos estados americanos donde la relación con una o un menor de más de 16 años que consiente no es un delito”. Pero también ha habido casos clamorosos de sacerdotes inocentes acusados. “Estos casos se han multiplicado en los años 1990, cuando algunos despachos de abogados han visto que podían obtener indemnizaciones millonarias también sobre la base de simples sospechas”.

“¿El estudio del John Jay College dice, como se lee a menudo, que el 4% de los sacerdotes americanos son “paidófilos”?, se pregunta Introvigne. “En absoluto. Según la investigación, el 78,2% de las acusaciones se referían a menores de edad que habían alcanzado la pubertad. Por lo tanto, los sacerdotes acusados de efectiva paidofilia en los EE.UU. son 958 en 52 años, es decir, 18 anuales. Y las condenas han afectado a 54”.

Para otros países no se dispone de un estudio tan completo como el del John Jay College. Sobre Irlanda, a menudo se citan informes encargados por el gobierno que califican de “endémica” la plaga de abusos sexuales en escuelas y orfanatos (masculinos) gestionados por diócesis e instituciones católicas, en los que es evidente que ha habido abusos muy graves contra menores. Pero, el análisis pormenorizado de los datos muestra, afirma Introvigne, que “muchas acusaciones se refieren al uso de medios de corrección excesivos o violentos. El llamado informe Ryan de 2009 -que utiliza un lenguaje muy duro contra la Iglesia- referido a 25.000 alumnos de escuelas, reformatorios y orfanatos en este periodo, recoge 253 acusaciones de abusos sexuales a chicos y 128 a chicas, no todas atribuidas a sacerdotes, religiosos o religiosas, casos de diversa naturaleza y gravedad, rara vez referidos a impúberes”.

Casos antiguos como si fueran nuevos

En cuanto a los casos de las últimas semanas sobre abusos de este tipo en Alemania y en Austria, muestran, según Introvigne, una característica típica del ‘pánico moral’: “Se presentan como ‘nuevos’ hechos ocurridos hace muchos años, en algunos casos más de treinta, y en parte ya conocidos. El hecho de que se insista de modo particular en el área de Baviera, de la que proviene el Papa, presentando en primera página de los periódicos sucesos de los años 1980 como si hubieran ocurrido ayer, y de ahí nazcan polémicas capciosas en la forma de un ataque concéntrico que cada día anuncia a gritos nuevos ‘descubrimientos’, muestra bien cómo el ‘pánico moral’ es promovido por ‘agentes sociales’ de modo organizado y sistemático”. Por ejemplo, el caso con el que se ha querido involucrar al Papa -la acogida en la diócesis de Múnich para someterse a terapia de un sacerdote que había cometido abusos en otra diócesis- surgió en 1985 y fue juzgado en un tribunal alemán en 1986, y sin embargo hoy un periódico alemán decide resucitarlo y volverlo a poner en primera página.

Introvigne se plantea también si un sacerdote católico tiene más riesgo de abusar sexualmente de menores que el resto de la población. Aunque la pregunta pueda parecer defensiva, “es fundamental para descubrir las causas del fenómeno y por lo tanto para prevenirlo. Según los estudios de Jenkins, si se compara la Iglesia católica de EE.UU. con las principales Iglesias protestantes se descubre que la presencia de paidófilos es -según las distintas iglesias- de dos a diez veces más alta entre los pastores protestantes que entre los sacerdotes católicos. Lo cual muestra que la cuestión no es el celibato, pues la mayor parte de los pastores protestantes son casados”.

Siempre en EE.UU., en el mismo periodo en que un centenar de sacerdotes católicos eran condenados por abusos sexuales a menores, el número de profesores de gimnasia y de entrenadores deportivos condenados por el mismo delito en los tribunales rozaba los seis mil. “Y, sobre todo, a tenor de los informes periódicos del gobierno americano, dos tercios de los casos de molestias sexuales sobre menores no provienen de extraños ni de educadores sino del entorno familiar, por desgracia también de los padres”. Datos similares se dan en otros países.

Homosexualidad y abusos

Un dato altamente significativo es que “más del 80% de los paidófilos son homosexuales, varones que abusan de otros varones. Y, citando una vez más a Jenkins, más del 90% de los sacerdotes católicos condenados por abusos sexuales a menores y paidofilia son homosexuales”. Introvigne concluye que “si en la Iglesia católica ha habido efectivamente un problema, este no es el del celibato, sino una cierta tolerancia de la homosexualidad, en particular en los seminarios de los años setenta, época en que se ordenaron la gran mayoría de los sacerdotes condenados por los abusos”.

Lo más paradójico es que se ataque hoy al Papa por casos de hace treinta años, sobre todo si se considera la gran severidad del entonces cardenal Ratzinger y hoy Benedicto XVI en este tema, que el Papa está corrigiendo con vigor. “Los ‘agentes sociales’ que organizan el ‘pánico moral’ tienen un programa que emerge cada vez más claramente, y que ciertamente no tiene en su centro la protección de los niños”.

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