Tolerancia y derechos

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Contrapunto

La resolución del Parlamento Europeo que defiende el matrimonio de los homosexuales y su derecho a adoptar niños, tiene un significado político, pero ningún carácter vinculante para los países miembros. La propuesta inicial -luego rebajada- era que la Comisión Europea elaborara una directiva sobre la materia en lugar de una recomendación. La diferencia es que la directiva exige armonizar la legislación de los Doce, mientras que la recomendación no es de obligado cumplimiento.Tampoco puede decirse que el voto refleje un masivo apoyo de los diputados europeos. De los 518 diputados que forman la cámara, participaron en la votación 273 (el 52,7%) y votaron a favor 159 (30,7%).

Así y todo, la posible repercusión social del asunto ha llevado a Juan Pablo II a criticar públicamente tal acuerdo. En dicha resolución, ha señalado el Papa, no se ha defendido simplemente a las personas con tendencias homosexuales «rechazando injustas discriminaciones hacia ellas, cosa con la que la Iglesia no sólo está de acuerdo, sino que apoya decididamente». «Lo que no es moralmente admisible es la aprobación jurídica de la práctica homosexual». «Con esta resolución -dijo- se ha pedido legitimar un desorden moral al conferir indebidamente un valor institucional a comportamientos desviados».

También advirtió que «la unión entre dos hombres o dos mujeres no puede constituir una verdadera familia. Menos aún se puede atribuir a tal unión el derecho a la adopción de hijos privados de familia, pues a estos hijos se les aporta un grave y peligroso daño, ya que en esta familia suplente ellos no encuentran el padre y la madre, sino o dos padres o dos madres, y esto es muy peligroso».

Las palabras de Juan Pablo II muestran una distinción que con frecuencia hoy tiende a olvidarse: una cosa es que la ley no castigue una conducta y otra considerarla fuente de derechos. Los homosexuales tienen los derechos propios de cada persona, pero no porque la homosexualidad otorgue ningún derecho. En cambio, la resolución del Parlamento Europeo no se conforma con evitar la persecución de los homosexuales, sino que pretende que desaparezca la diferencia entre lo normal y lo anormal en el campo de la sexualidad. Por otra parte, la idea de que los homosexuales puedan adoptar niños es una propuesta tanto más innecesaria cuanto que hay muchos matrimonios a la espera de poder adoptar. La pretensión de adoptar niños por parte de los homosexuales es una muestra de que las palabras de la ley no pueden cambiar la realidad. Y así como ningún hombre puede estar embarazado, tampoco dos hombres o dos mujeres pueden formar un matrimonio.

Ignacio Aréchaga

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