Preocupa el aumento del consumo de alcohol entre los jóvenes de la UE

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Los jóvenes de la Unión Europea empiezan cada vez más pronto a consumir alcohol y hay un porcentaje elevado que bebe en exceso, aunque con bastantes diferencias entre los países (varios estudios fijan este consumo en cinco o más copas en una sola ocasión en los últimos treinta días). Según el estudio Megapoles: los jóvenes y el alcohol, financiado por la Comisión Europea, el 44% de los europeos de 15 y 16 años bebe en exceso, y dos de cada tres de entre 11 y 15 años han bebido alcohol en el último mes.

En el estudio participan desde 1997 quince grandes ciudades europeas, que ponen en común sus experiencias y políticas para reducir el consumo. Aunque los organizadores reconocen que no disponen de un sistema eficaz para comparar los datos, sí están de acuerdo en las medidas que tienen más eficacia: aplicación firme de la edad mínima para el consumo; penalizar a los vendedores que sirven alcohol a personas ebrias, extensión de las pruebas de alcoholemia y subir los impuestos para que el alcohol sea más caro.

El caso de Madrid resulta claro. Los adolescentes madrileños comienzan a beber entre los 13 y 14 años, una edad similar a la de otras ciudades e incluso más alta que Dublín (9-11 años), Copenhague (12-13) o Amsterdam (12). Pero beben bastante más. La causa más clara parece el precio, ya que comprar alcohol en Madrid es hasta un 80% más barato que en el resto de la Unión Europea (una cerveza cuesta 0,49 euros en Madrid y el precio medio europeo es 1,05 euros; un litro de vodka cuesta 7,65 euros en Madrid y el precio medio europeo es 19,34 euros). No obstante, el Ministerio de Sanidad español afirma que el consumo ha tocado techo entre los adolescentes e incluso ha empezado a descender (El País, 8-XI-2003).

Ángel García Prieto y José Luis Besteiro se hacen eco en su libro Adolescencia. Orientaciones para padres y educadores (Everest, 2003) del peligro de un consumo temprano: «Hace años, la mayoría de los alcohólicos se diagnosticaba en la edad de la cuarentena. Ahora se ven con frecuencia jóvenes de veinte años que se pueden considerar alcohólicos». Como la mayoría de los jóvenes que beben en exceso viven con sus padres, los autores recomiendan que en el ambiente familiar se utilice el alcohol con tanta moderación como naturalidad, ya que prohibirlo sin dar buenas razones puede convertirse en un estímulo para el adolescente.

Los autores señalan que «la mayor parte de las conductas son aprendidas al seguir un modelo, alguien a quien creemos semejante a nosotros; además, las conductas más simples son imitadas con mayor facilidad. En este sentido, las expectativas de los adolescentes con respecto al efecto del alcohol (mejorar la interacción social, por ejemplo) determinan el tipo de respuesta que los adolescentes van a dar».

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