Ni «superpoblación» ni «mundial»

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La situación demográfica del mundo es muy variada y compleja

Los temores de «superpoblación mundial», que empezaron a difundirse en los años sesenta, han ido siendo desmentidos por las estadísticas posteriores. Ahora se ve también que las cuestiones de población no son «mundiales». La situación actual es compleja, con grandes cambios en muchos países que parecían destinados a crecer rápidamente y tendencias muy diversas de una a otra zona del planeta.

Así se deduce de dos estudios recientes: uno del Population Reference Bureau (PRB), organismo no oficial con sede en Washington, y otro de Eurostat (1), la agencia estadística de la UE, publicados a mediados y finales de agosto, respectivamente. Los análisis indican además que las previsiones a largo plazo son muy inciertas.

El PRB estima que hoy el mundo tiene 6.396 millones de habitantes, con la siguiente distribución por continentes:

Asia 3.875 millonesÁfrica 885 »América 875 »Europa 728 »Oceanía 33 »

(A diferencia de Eurostat, el PRB incluye Armenia, Azerbaiyán y Turquía -82,6 millones de habitantes entre los tres- en Asia, no en Europa).

En 2050, según los cálculos del PRB, el total del mundo será de 9.276 millones, y África será el continente que más haya crecido (hasta 1.941 millones), mientras que Europa tendrá 60 millones menos que ahora.

Previsiones exageradas

Esto supone una notable reducción de las antiguas estimaciones. En 1968, la División de Población de la ONU predijo que los habitantes del mundo serían 7.000 millones en 2000 y al menos 12.000 millones en 2050. Para la primera fecha, la División erró por un exceso de casi 1.000 millones, y para la segunda, en sucesivas revisiones ha ido rebajando el pronóstico hasta 8.900 millones (hipótesis media; cfr. servicio 59/03).

Los expertos no habían previsto, en particular, la notable desaceleración del crecimiento en los países en desarrollo (PED) a partir de los años ochenta, a consecuencia del descenso de la fecundidad (ver cuadro 1).

Hoy, la única tasa de fecundidad verdaderamente alta es la africana. Pero las medias continentales no cuentan la historia completa, pues, como advierte el PRB, esconden fuertes contrastes dentro de África y, más aún, en Asia, donde se encuentran tasas inferiores a 2 y otras superiores a 5.

Bajo la complejidad, el PRB destaca que si algo se observa en los PED, en general, es una tendencia a familias más pequeñas y la continua extensión del sida en buena parte de ellos.

Por lo demás, el crecimiento demográfico sigue pautas muy variadas. Así, aunque la fecundidad ha bajado en casi todos los PED, lo ha hecho a ritmos muy distintos según las zonas. Algunos países están ya en torno al mínimo para el reemplazo de generaciones (2,1 hijos por mujer); entre ellos figuran Brasil, Corea del Sur, Tailandia y, sobre todo, China (un quinto de la población mundial), que ha descendido a 1,7. En estos países la población sigue creciendo, pero tiende a estabilizarse primero y bajar después. China, con unos 1.300 millones de habitantes en la actualidad, podría llegar a un máximo superior a 1.500 millones hacia 2025 y bajar a 1.470 millones en 2050. En tal caso, a mediados de siglo tal vez India pase a ser el país más poblado del mundo, con 1.630 millones.

Incertidumbre en países más poblados

En el extremo opuesto, unos cuantos países mantienen tasas de fecundidad altas (6 o más). Son algunos del Oriente Próximo, como Yemen, y otros del África subsahariana, como Mali; no muy poblados, en todo caso.

El grupo de fecundidad media (entre 2,1 y 5,9) abarca la mayoría de los PED y también la mayoría de la población mundial. Entre estos países están algunos de los más poblados de Asia (India, Indonesia, Bangladesh) y África (Nigeria, Egipto). Como en esta zona intermedia son grandes los márgenes de variación, de aquí se deduce la dificultad -y aun inutilidad- de hacer previsiones demográficas a cincuenta años vista.

La otra tendencia general que más influirá en la evolución demográfica de los PED es la difusión del sida. Pero aunque la enfermedad ha causado ya 20 millones de muertes y hay unos 38 millones de personas infectadas -más de las tres cuartas partes en los PED-, al menos en el futuro previsible no frenará mucho el crecimiento demográfico en el conjunto de los PED. Los efectos se notarán sobre todo en la estructura social, por la pérdida de población activa, el gran número de huérfanos y la pesada carga para la sanidad.

El mundo será urbano

Los países desarrollados parecen hoy abocados a la parálisis o al declive demográfico. El PRB pronostica las mayores pérdidas de población en Rusia, Japón, Alemania e Italia. La gran excepción es Estados Unidos, que podría pasar de sus actuales 291 millones de habitantes a unos 420 millones en 2050, según el PRB.

La tendencia quizá más segura para el conjunto del planeta es el crecimiento de las ciudades. En 1960, la población urbana era un tercio del total; hoy es casi la mitad y sigue aumentando, de modo que muy pronto será la mayoría absoluta.

Rafael SerranoEuropa: pocos hijos, muchos inmigrantes

Por su parte, los datos de Eurostat muestran las tendencias demográficas en el continente más envejecido y permiten comparaciones con otras zonas del planeta. Como se viene observando en los últimos años, también en 2003 la población europea creció poco, y casi todo el aumento se debe a la inmigración. Solo hay datos completos para los 25 países miembros de la UE, que el año pasado subieron de 454,5 millones de habitantes (estimación recién revisada) a 456,4 millones: un 0,41% más. Del crecimiento total (1,9 millones), 1,7 millones corresponde al saldo migratorio positivo. Eurostat advierte, sin embargo, que la inmigración neta de Italia en 2003 (511.000 personas) está artificialmente hinchada, merced a un proceso extraordinario de regularización: la mayor parte de los «nuevos» inmigrantes contados el año pasado debieron de llegar a Italia antes.

En todo caso, la UE creció en 2003 mucho menos que Estados Unidos (+0,92%, hasta 291,6 millones de habitantes) pero más que Japón (+0,11%, hasta 127,2 millones). Y todos estos están por debajo de la media de los demás países industrializados, que subieron un 1,47%. El menor dinamismo demográfico de la UE en comparación con Estados Unidos contribuye también a reforzar la posición norteamericana en la balanza del poder mundial.

Invierno demográfico en el este

Toda Europa, en general, tiene crecimiento vegetativo (nacimientos menos muertes) débil, pero el verdadero «invierno demográfico» está al este del Rin. En total, 20 de los 46 países del continente presentan crecimiento natural negativo. Son Alemania, Austria, Grecia, Italia y 16 países ex comunistas: todos menos cuatro (Albania, Bosnia, Georgia y Macedonia). Los peores saldos de nacimientos y muertes son los de Rusia (-887.000) y Ucrania (-356.000), también en términos relativos, solo que en orden inverso (ver cuadro 2).

Los inmigrantes han evitado que disminuyera la población en siete de esos países: Alemania y los que figuran a continuación en el cuadro 2. En cambio, Macedonia, pese a su crecimiento natural positivo, ha perdido habitantes a causa de la fuerte emigración. De modo que, a fin de cuentas, 14 países europeos han experimentado una reducción demográfica en 2003.

Son 11 los países que presentan saldo migratorio negativo; todos, menos Islandia, son ex comunistas: los que figuran en el cuadro 2, más Armenia y Azerbaiyán. Probablemente habría que añadir a la lista otros tres antiguos miembros de la galaxia soviética: Albania, Bosnia y Georgia; pero de estos países no hay datos posteriores a 2000. Los mayores éxodos se han dado en Macedonia (saldo migratorio: -24.800 personas) y Ucrania (-24.200); pero en términos relativos, el peor caso es el de Lituania, como muestra el cuadro.

En fin, el «invierno» del este se aprecia sumando los datos de 19 países ex comunistas para los que hay estadísticas recientes de movimiento natural de población y de migraciones (todos menos Albania, Bosnia y Georgia). Resulta que en el último año han perdido entre todos cerca de 1,4 millones de habitantes, número que equivale a su exceso de muertes sobre nacimientos, aliviado por un saldo migratorio positivo de casi 60.000 personas.

Turquía es caso aparte

En el caso opuesto está sobre todo Turquía. Presenta la fecundidad más alta, 2,43 hijos por mujer, única en el continente por encima del umbral de reemplazo. Turquía registra también el mayor crecimiento demográfico absoluto (+1 millón) y el tercero relativo (+15,3 por mil). Pero tiene, con gran diferencia, la mayor mortalidad infantil (38,3 por mil), la menor esperanza de vida para las mujeres (71 años) y la cuarta menor para los hombres (66,4 años).

El peso demográfico de Turquía (71,25 millones de habitantes) y, sobre todo, su tendencia ascendente en una Europa envejecida, es un factor importante para valorar su posible entrada en la UE. De los actuales miembros, solo Alemania (82,5 millones) tiene más población.

Después de Turquía, las tasas de fecundidad más altas corresponden a Islandia (1,99) e Irlanda (1,98). En la UE, la fecundidad media subió ligeramente en 2003: de 1,46 a 1,48. Por encima de la media están, además de Irlanda, los países nórdicos, el Benelux, Francia y Gran Bretaña. No se dispone de media para todo el continente.

Como ocurre con el crecimiento total, la UE está por debajo de Estados Unidos (2,07 hijos por mujer) y de los otros países industrializados en conjunto (1,68), menos Japón (1,38). En saldo migratorio, en cambio, en 2003 la UE (+3,7 por mil) supera a Estados Unidos (+3,5 por mil), pero no a los otros países ricos (+5,2 por mil). En Japón, el saldo es prácticamente cero.

Las últimas estadísticas de Eurostat traen también datos de nupcialidad, divorcios e hijos extramatrimoniales. En estos capítulos no hay diferencias significativas con las cifras del año pasado (cfr. servicio 140/03).

Elevada inmigración en España

Uno de los datos más llamativos es el fuerte crecimiento de España, de 41,5 a 42,2 millones de habitantes. En términos absolutos (+647.300), solo la supera Turquía, y en términos relativos (+15,5 por mil), solo Chipre. Casi todo el aumento viene de la inmigración neta (+594.300, o +14,2 por mil), que es la mayor de Europa en términos absolutos y la segunda -también después de Chipre- en relación con el total de habitantes. Además, las extranjeras han contribuido al leve repunte de la natalidad española en 2003, de 10,1 a 10,4 por mil. Un aumento similar es el de la fecundidad: de 1,26 a 1,29 hijos por mujer.

Ahora bien, según un estudio de Margarita Delgado, demógrafa del Centro Superior de Investigaciones Científicas, los partos de mujeres extranjeras no contribuirán a un gran aumento de la fecundidad general en los próximos años. Las extranjeras tienen una fecundidad (1,86 en 2003) superior a las españolas (1,14). En 2003, el 12% de los nacidos en España fueron de madre extranjera (cfr. servicio 95/04). Las extranjeras aportan proporcionalmente más a la natalidad porque, entre otros factores, llegan más mujeres en edad fértil. Pero aunque haya más nacimientos de extranjeras, ha disminuido su tasa de fecundidad desde 1996.

También se ha incrementado de forma considerable el número de nacimientos extramatrimoniales entre las madres extranjeras. Si en 1996 era el 26,8% de los nacimientos, en 2001 esta cifra subió hasta el 40%. Entre los nacidos de madre española es un 17,9%. En el caso de las mujeres colombianas esta cifra sube hasta el 66% y en las ecuatorianas es un 62%.

____________________(1) Population Reference Bureau, «2004 World Population Data Sheet»; Eurostat, «First results of the demographic data collection for 2003 in Europe».

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