Francia: más matrimonios, pero la natalidad sigue estancanda

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Mientras en el Parlamento francés sigue su accidentado trámite la ley sobre parejas no casadas (cfr. servicio 133/98), el último informe del Instituto Nacional de Estudios Demográficos muestra que la resistencia al matrimonio y el estancamiento de la natalidad van de la mano.

El índice coyuntural de fertilidad, que mide el número de hijos por mujer, fue 1,71 en 1997, y ha ido bajando desde los años 70. El número de nacimientos fue 725.000, lo que supone 10.000 menos que el año anterior. El fenómeno más significativo es el retroceso de la edad en que se tiene el primer hijo. Según el informe, a no ser que haya un aumento importante de la natalidad de las mujeres de más de treinta años, «parece cada vez menos probable que la fecundidad asegure el reemplazo de las generaciones».

En consecuencia, la población sigue envejeciendo: los mayores de 65 años representan el 15,6% de la población total, y los menores de 20 años, el 25,9%. En 1997, el crecimiento demográfico fue del 0,4%, lo que sitúa la población total en 58,7 millones. El aumento de la población (231.000 habitantes) se descompone en crecimiento natural (191.000) y saldo migratorio (40.000). En la inmigración ha habido un notable descenso desde 1992, año en que hubo 111.000 entradas.

El aumento del número de matrimonios observado en 1996 (+10%) se ha confirmado en 1997 (+1,4%). El informe señala que el cambio de la legislación fiscal, que ha dado un trato mejor a los matrimonios, ha influido en la decisión de las parejas que se han casado cuando ya tenían hijos. Sin embargo, todavía el 39% de los nacimientos se producen fuera del matrimonio.

El informe constata que la contracepción está generalizada desde el comienzo de la vida fecunda. En 1994, el 67,7% de las mujeres entre 20 y 44 años utilizaban algún procedimiento anticonceptivo. La píldora hormonal sigue siendo el método más utilizado (el 40% de las utilizadoras, sobre todo entre las jóvenes).

A pesar de que la contracepción ha llegado al tope, el aborto sólo «retrocede lentamente» y «conserva su papel de último recurso». El número de abortos tras la legalización pasó de 134.000 en 1976 a un máximo de 183.000 en 1983 y a 161.000 en 1993. Esto supone unos 22 abortos por cada 100 nacidos vivos.

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