El número tarjetas de crédito en Estados Unidos está aumentando a un ritmo vertiginoso. Su uso parece haberse convertido en una droga para buen número de clientes, hasta el punto de que muchos de ellos gastan más dinero del que ingresan. Según el Federal Reserve System, la deuda de los consumidores aumenta a un ritmo anual dos veces superior al de los salarios. Actualmente, por cada dólar de aumento en los ingresos económicos de una familia, los americanos gastan 1,1.
Antiguamente, antes de conceder crédito los bancos se cubrían las espaldas con un exhaustivo análisis de la solvencia del cliente; ahora, sin embargo, los créditos parecen haberse convertido en una rampa de lanzamiento para el derroche de los consumidores. La clave es que la concesión de tarjetas de crédito ha llegado a ser uno de los más rentables negocios en la industria financiera.
En Estados Unidos, señala International Herald Tribune (25-XI-96), la deuda total de las familias es aproximadamente el 95% de sus ingresos anuales, mientras que en 1960 se encontraba por debajo del 60% y en 1980 no alcanzaba todavía el 75%. Aunque la mayor parte de la deuda se refiere a la hipoteca de la casa, sólo por los préstamos para pagar el coche y por el uso de tarjetas de crédito la deuda alcanza el 20% de los ingresos económicos familiares.
Según The Economist (16-XI-96), los más proclives a tener tarjetas de crédito son los estadounidenses; de media cada ciudadano tiene 1,4 tarjetas de crédito. Le sigue Canadá, con una tarjeta por persona. En Europa, los usuarios son menos. En Gran Bretaña, la media baja hasta situarse en una tarjeta de crédito para cada dos personas y alcanza una proporción de 1/10 en Alemania. Sin embargo, son los europeos los que más gastan con sus tarjetas de crédito. Aunque en Francia sólo el 7% tiene tarjeta de crédito, se gastan una media de 6.192 dólares por tarjeta, cuatro veces más que los usuarios de Estados Unidos y más del doble que los alemanes.