«La ONU da los números, pero no las causas de los problemas»

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La jurista Mary Ann Glendon, profesora de Derecho comparado en la Universidad de Harvard, comenta en una entrevista concedida a Paolo Mastrolilli (Avvenire, 21 septiembre 2000) el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (ver servicio 129/00).

Con motivo del informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Población, presentado el 20 de septiembre, Glendon afirma que «el problema con estos informes es que la ONU proporciona los números, sin afrontar las razones profundas de las que depende la discriminación».

Glendon, considerada una de las mejores especialistas de Derecho de Familia Comparado, explica que «en general, los estudios de la ONU que hablan de la explotación de la mujer no consideran dos factores fundamentales. El primero es el deterioro de la familia, del que dependen muchos problemas enumerados en el informe. El segundo es la discriminación de las mujeres que tienen hijos, de donde nace otra serie de problemas. La ONU parece incapaz de afrontar estos temas porque quizá no responden a la agenda de quienes condicionan el trabajo de la organización».

– El informe del Fondo para la Población dice que al menos una mujer de cada tres sufre violencia y que anualmente dos millones de niñas de entre 5 y 15 años son introducidas en el comercio sexual. ¿Se trata de problemas reales?

– Sin duda. Pero, ¿cuál es el origen de estos números y cuál puede ser la solución? La ONU no se lo pregunta. La respuesta, sin embargo, es que las mujeres de hoy están más expuestas a la violencia y a la explotación sexual porque han desaparecido las protecciones ofrecidas en otro tiempo por la familia. También en el interior de los núcleos familiares había abusos que debían ser afrontados, pero la tendencia a destruir estos núcleos no ha ayudado precisamente a la defensa de las mujeres.

– Según el informe, las mujeres siguen siendo discriminadas en la educación y en el trabajo, y esto tiene un impacto negativo en la economía de países enteros.

– También estos son problemas indiscutibles. La pobreza y la escasa instrucción generan un círculo vicioso del que es casi imposible salir. Pero debemos mirar también el problema en las sociedades más desarrolladas. En Estados Unidos, las mujeres siguen ganando menos que los hombres y ocupando menos puestos directivos. ¿Por qué sucede esto? Todos los estudios sociológicos confirman que entre los trabajadores estadounidenses de sexo masculino y femenino hay igualdad de trato en el 97% de los casos, hasta el umbral de los 30 años. Luego empiezan las diferencias de retribución y de carrera. ¿Qué significa este dato? Significa que también en el mundo más desarrollado siguen dándose discriminaciones respecto a las mujeres con hijos: en cuanto deciden tenerlos, en la mayoría de los casos empiezan a perder terreno respecto de sus colegas hombres. Si esto sucede en Estados Unidos, podemos esperar al menos el mismo trato en otros países menos desarrollados. Y, sin embargo, la ONU sigue ignorando la necesidad de apoyar a las familias y a las mujeres con niños.

– El informe lamenta los escasos progresos de la planificación familiar, también porque muchos gobiernos no han invertido en el sector los fondos prometidos.

– Si. En vez de afrontar los problemas que empujan a las mujeres a plantearse abortar, la ONU solo se preocupa de difundir lo más posible esta práctica porque está en el programa de los grupos feministas que condicionan el trabajo de la organización.

– El informe dice, sin embargo, que solo el 53% de los nacimientos es asistido por médicos profesionales y que cada año se practican veinte millones de abortos en condiciones inseguras. También la difusión del sida se atribuye a la imposibilidad de las mujeres de controlar su vida sexual.

– Los problemas sanitarios hay que afrontarlos y se debe garantizar la asistencia a las embarazadas. Pero, ¿usted sabe cuál es el grupo de personas más favorable al aborto, según todos los estudios internacionales?: los hombres de menos de treinta años. ¿No le dice nada este dato? La verdad es que en muchos casos los hombres no quieren asumir su responsabilidad, y esto genera buena parte de los problemas de las mujeres. Así nos encontramos de nuevo con las cuestiones morales que, no obstante, la ONU no quiere afrontar.

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