Campesinas pobres de diversos lugares de la India se han movilizado contra la venta de bebidas alcohólicas, que ocasiona graves problemas a sus familias. Su objetivo principal es el arrack, un licor barato producido por el Estado. Muchos hombres dilapidan el dinero, se embriagan y maltratan a sus esposas e hijos. Tras año y medio de campaña, las mujeres han conseguido que un Estado prohíba la venta de arrack y que otros la restrinjan.
Nunca hasta ahora las mujeres de los pueblos pobres de la India, generalmente pasivas, se habían organizado en favor de una causa común. Las protestas comenzaron con medidas de presión contra las tabernas, para forzarlas a cerrar, y contra los bebedores, sometiendo a escarnio público a los hombres hallados borrachos. Siguieron manifestaciones callejeras -a veces disueltas de modo contundente por la policía- para demandar a los gobiernos regionales la prohibición del licor.
La movilización resulta aún más insólita si se tiene en cuenta que ha superado la tradicional hostilidad entre grupos diversos. La bandera de la sobriedad ha aunado mujeres de casta alta y baja; a hindúes, musulmanas y sijs. Esta cooperación ha reforzado la solidaridad entre las mujeres de las aldeas, con muestras antes desconocidas: según una de las líderes del movimiento, en declaraciones al diario Washington Post (19-XII-93), ahora, por ejemplo, es normal que si se oye una pelea en una casa, las vecinas acudan en defensa de la esposa maltratada.
A consecuencia de las protestas, en octubre pasado el Estado de Andhra Pradesh prohibió el arrack, así como la venta de cualquier bebida alcohólica los jueves y el primero de mes, días en que los jornaleros reciben su salario. Otros Estados han puesto limitaciones. En ocho más continúa la campaña de las mujeres.