El otro estilo de vida

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El desarrollo material del último medio siglo ha traído un espectacular progreso en salud. La mejora de la higiene, la alimentación y la asistencia sanitaria ha dado sonadas victorias contra las infecciones, que en otros tiempos hacían gran mortandad. A cambio, ha aumentado la incidencia del cáncer, porque ahora la vida es más larga. Y también han pasado a primer plano entre las causas de enfermedad y muerte las malas consecuencias de algunos “estilos de vida”: consumo de tabaco o alcohol, estrés, obesidad, sedentarismo, imprudencia en la carretera…

Pero en los últimos tiempos se observa una excepción en el retroceso general de las infecciones: la expansión de enfermedades de transmisión sexual (ETS), precisamente porque van unidas a un estilo de vida. Como señala un estudio publicado la semana pasada en la revista The Lancet Infectious Diseases, “desde 1996, la sífilis se ha extendido en muchos países de Europa”.

También da la voz de alarma un estudio de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, presentado en el último Congreso Nacional sobre Prevención de ETS (Chicago, 10-13 de marzo). Según se deduce de una encuesta de salud, el 40% de las chicas norteamericanas de 14-19 años que declaran tener relaciones sexuales ha contraído alguna de las ETS más comunes (virus del papiloma humano, clamidia, herpes genital y tricomoniasis). Las chicas infectadas (unos 3,2 millones) son el 26% de las de su edad, lo que invita a suponer que entre ellas, la mayoría ha tenido contactos sexuales. El 15% del total padece dos o más de esas infecciones.

Las jóvenes de 15-19 años, seguidas a corta distancia por las de 20-24, presentan la mayor prevalencia de clamidia, con gran diferencia sobre los demás grupos de edad, según las estadísticas de los CDC relativas a 2006. Estos mismos datos muestran que esta y otras ETS experimentan un repunte últimamente. El mayor aumento, sin interrupción desde 2001, es el de la sífilis, registrado en su mayor parte entre hombres homosexuales. La incidencia de la sífilis se considera un buen indicador de promiscuidad sexual y también de propagación del sida, pues facilita la transmisión del VIH. Se estima que la probabilidad de convertirse en seropositivo se multiplica por cinco si existe una infección previa de sífilis. De hecho, en Estados Unidos ya se observa un nuevo aumento de las infecciones con el VIH en los homosexuales.

Como se ve en la primera parte de este número, en España las estadísticas del Ministerio de Sanidad revelan igualmente un ascenso de las ETS desde el cambio de siglo, después de una considerable reducción en la década anterior. Los casos de sífilis pasaron de 1,77 por 100.000 habitantes en 2000 a 4,31 en 2006; los de gonorrea, de 2,65 a 3,59 en el mismo periodo.

El preservativo, recomendación única y continua del Ministerio, tiene utilidad limitada, como se está comprobando. Lo mejor sería intentar cambiar ese estilo de vida, como las autoridades sanitarias hacen con otros. A mediados de marzo se dio a conocer en España los resultados de la Encuesta Nacional de Salud correspondiente a 2006. En el capítulo sobre estilos de vida, junto a datos menos halagüeños aparece que el 26,4% de los mayores de 16 años fuman a diario. En 1993, la proporción era casi el doble. Si a la vez que se obtienen tan grandes avances contra el tabaquismo, rebrotan las ETS, habría que plantear un cambio de estrategia.

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