Países que exportan petróleo, pero importan gasolina

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Son países exportadores de petróleo, pero la gasolina escasea y tienen que importar una buena parte del consumo. Esta es la paradoja de países productores de crudo como Irán, Nigeria o Venezuela. Su denominador común: insuficientes refinerías, gasolina barata y corrupción.

Irán: gasolina racionada

Irán es el cuarto productor mundial de petróleo, pero, por falta de refinerías, tiene que importar el 40% de la gasolina que consume. Para disminuir las importaciones, el gobierno de Ahmadinejad impuso el pasado día 14 de junio el racionamiento de la gasolina para los vehículos oficiales (10 litros diarios). Próximamente las restricciones afectarán también a los coches privados.

El pasado mayo el gobierno había subido el precio de la gasolina un 25%, hasta 11 centavos de dólar el litro, que sigue siendo uno de los más bajos del mundo. Pero es que los iraníes siempre han pensado que la gasolina es un derecho adquirido.

El consumo de gasolina se ha visto estimulado tradicionalmente por un precio bajo subsidiado y por el contrabando hacia los países vecinos. Un informe del Fondo Monetario Internacional, publicado el pasado marzo, estimaba que los subsidios al consumo energético suponen el 17% del PIB.

La crisis de la gasolina pone en aprietos la estrategia del gobierno conservador y de su mayoría parlamentaria, que para ganarse el apoyo popular y evitar el debate sobre las reformas políticas, congeló en 2004 los precios de los productos subvencionados. La renta proporcionada por el aumento del precio del petróleo ha permitido mantener el gasto público. Pero ante el temor de que la ONU adopte más sanciones contra Irán por su programa nuclear, el gobierno quiere reducir las importaciones, aunque sea recurriendo al impopular racionamiento de la gasolina.

Nigeria: Las refinerías no funcionan

Nigeria es el quinto país exportador de petróleo del mundo, pero hoy casi toda su gasolina es importada. Ninguna de sus cuatro refinerías funciona normalmente, tras años de falta de mantenimiento y mala gestión. El intento del gobierno de elevar el precio de la gasolina ha sido respondido por los sindicatos con una huelga general, que ha paralizado el país.

En la década de los setenta la gasolina era muy barata en Nigeria. Tradicionalmente la gasolina ha estado subvencionada, ya que el precio del crudo que se ofrecía a las refinerías estatales era más bajo que el del mercado internacional. Este régimen estimuló el contrabando. La gasolina se escapaba por las fronteras para ser vendida al doble y en algunos momentos al triple del precio nacional.

Con la liberalización recomendada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, se pidió al gobierno que acabara con la subvención. Los distintos gobiernos lo intentaron gradualmente, pero cada subida provocó protestas y huelgas.

El problema se ha agudizado mucho en los últimos 15 años. Por una parte, las refinerías se han deteriorado por falta de mantenimiento. Los presupuestos destinados a ese fin se iban a los bolsillos de los funcionarios encargados de gestionar las reparaciones.

En estos momentos, más del 80% del consumo de gasolina se cubre con importaciones. Esto es otra fuente de corrupción, ya que unos pocos se han beneficiado de las licencias del gobierno para importar gasolina. Los precios han subido, pues el refinado se paga ahora a los precios de coste europeos, a los que hay que añadir los del transporte de vuelta a Nigeria.

La situación es desesperante para la gente. La gasolina costaba 6 nairas cuando funcionaban las refinerías. Ahora cuesta 65, y con la última subida que provocó la huelga, el gobierno pretendía elevar el precio a 75 nairas (0,45 €). Esta subida provocó aumentos de precios en cascada en pocos días (en las tarifas del transporte, en las de la telefonía, en otros productos de consumo…), pues los comerciantes pretendían prevenirse contra posibles pérdidas.

Ante la huelga, el presidente Umaru Yar’Adua, que lleva apenas un mes en el cargo, ha ofrecido una solución de compromiso, que situaría el precio de la gasolina en 70 nairas, lo que permitiría cubrir los crecientes costes de la importación.

Pero la solución a largo plazo requiere ir más allá de las subvenciones. Habría que privatizar las refinerías o invitar a inversores a poner otras nuevas. Los ingresos del petróleo que el gobierno controla deberían ser invertidos en las necesarias infraestructuras (carreteras, transporte, electricidad, agua, seguridad social, etc.) que atrajeran inversiones.

Venezuela: gasolina más barata que el agua

Venezuela es el noveno productor mundial de petróleo y el sexto exportador. Pero también importa gasolina, por falta de capacidad de sus refinerías. Las cifras de producción son distintas según que la fuente sea Petróleos de Venezuela (PDVSA) o la OPEP. Pero la realidad es que Venezuela no se ha repuesto de la huelga de la industria del petróleo de finales de 2002 y principios de 2003, que intentó acabar con el gobierno de Chávez.

Pero Chávez ganó el pulso, y en represalia despidió a 18.000 huelguistas, entre ellos buena parte de los mandos, lo cual ha hecho que PDVSA tenga dificultades para desempeñar su misión.

Chávez decretó la nacionalización del sector el pasado 26 de febrero, lo cual ha hecho que reine la incertidumbre entre las compañías extranjeras que extraen petróleo. La falta de inversiones, la carencia de mandos y la corrupción contribuyen a que la producción no despegue.

La explosión del parque automovilístico y el uso despreocupado del coche vienen favorecidospor un precio mínimo de la gasolina (equivalente a 0,03 euros el litro). El precio de la gasolina resulta más llamativo si se lo compara con el de otros productos básicos; por ejemplo, el litro de leche cuesta al venezolano el equivalente de 0,75 euros y el litro de agua, 0,79.

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