En la presentación de la polémica reforma laboral francesa, el primer ministro Manuel Valls anunció que su gobierno pretendía acabar con “las rigideces del Código de Trabajo”. El presidente François Hollande equilibró el discurso y precisó que el objetivo es conciliar la flexibilidad con la seguridad. Pero el éxito de esta fórmula depende en buena medida de la cooperación entre gobierno, sindicatos y empresarios. Una de las rigideces del sistema francés es que obliga a las empresas a proteger mucho
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