EE.UU.: escándalo por los altos sueldos de los directivos

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El escándalo por los elevados sueldos de los directivos ha vuelto a surgir en Estados Unidos con motivo de despidos masivos en grandes empresas. Al igual que no hace mucho se criticaba que los altos ejecutivos no notaran en sus bolsillos los malos resultados de sus empresas (ver servicio 123/94), ahora se discute en especial que quienes más despiden se beneficien de ingresos millonarios. Para llamar la atención sobre esto, un importante sindicato y el semanario Newsweek han señalado por sus nombres a directivos con salarios que consideran desproporcionados.

La International Brotherhood of Teamsters, el poderoso sindicato de camioneros, ha publicado una lista de los 23 directivos «menos rentables» del país. La iniciativa es del fondo de pensiones del sindicato, que, como inversor, quiere advertir a los accionariados sobre el contraste entre las ganancias de ciertos directivos y la poca eficiencia de su trabajo. La lista recoge no tanto ejecutivos cuanto miembros de consejos de administración demasiado bien pagados, en comparación con la marcha de las empresas y la dedicación a sus cargos.

El sindicato observa que muchos consejeros cobran elevadas retribuciones por hacer, aparentemente, de figuras decorativas. Esta sospecha es más fuerte cuanto mayor es el número de consejos a los que pertenecen los implicados. Aunque tales personas parecen, más que adornar, constituir una red de apoyos y protecciones mutuas. Da la impresión, dice el sindicato, de que hay una especie de acuerdos tácitos: yo te doy un puesto en mi consejo y te pago una millonada, y tú me das un puesto en el tuyo y haces lo mismo. A la vez, la multiplicación de cargos implica a menudo intereses cruzados. Por ejemplo, uno de los que figuran en la lista es consejero de once empresas, de las que siete son clientes de su despacho de abogados.

Por su parte, Newsweek (26-II-96) se fija sobre todo en los ingresos de directivos que han decidido fuertes reducciones de plantillas. El director general de AT&T, que este año va a despedir a 40.000 empleados (ver servicio 7/96), es uno de los directivos mejor pagados del país (3,4 millones de dólares anuales). El del banco Chemical/Chase Manhattan, que despidió a 12.000 empleados el año pasado, gana 2,5 millones anuales. El de IBM, que decretó 60.000 despidos en la última reestructuración, percibe 2,6 millones.

Aparte del contraste entre la suerte de tales directivos y la de sus empleados, se señala un aspecto más. En los últimos tiempos, el mercado de valores reacciona positivamente a las reducciones de plantilla, que considera buenas para la competitividad y, por tanto, para la rentabilidad. Pero el consiguiente aumento de productividad de los trabajadores no se refleja en las nóminas (los salarios no crecen en términos reales). Mientras que los directivos sacan buenos pellizcos gracias a la reacción de la bolsa. En efecto, además de los sueldos, cobran en acciones y opciones de compra sobre ellas (generalmente, opciones aseguradas, con derecho a renuncia si baja la cotización). Así, el director general de AT&T ha ganado 5 millones de dólares después de que se anunciaran los 40.000 despidos.

Los directivos alegan que, al decidir una reducción de plantilla, actúan como cirujanos: realizan operaciones dolorosas pero salvan a las empresas. Ganando competitividad de esta forma, dicen, aseguran una mayor rentabilidad a las acciones. Y de este modo estimulan las inversiones, lo que se traducirá al final en más y mejores puestos de trabajo.

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