Continúa la ola de privatizaciones en todo el mundo

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En todo el mundo -a excepción de África- los Estados están embarcados en grandes programas de privatización de empresas públicas. El año pasado se vendieron, en casi 50 países, empresas estatales valoradas en 69.000 millones de dólares, lo que hace un total acumulado de 328.000 millones desde 1985. Si las privatizaciones previstas se llevan a cabo, en el año 2000 la suma se habrá más que doblado. Sólo en Europa occidental, las ventas planeadas podrían alcanzar los 150.000 millones de dólares en 1998. Éstos son los datos que ha reunido The Economist (21-VIII-93) a partir de varios estudios publicados este año.

En el último quinquenio han cambiado las regiones del mundo que están a la cabeza de las privatizaciones. Si en 1988 Japón figuraba con el 58% del volumen económico total de empresas estatales vendidas, en 1992 representa menos del 16%. El cambio se explica por el aumento de las privatizaciones en Europa y América Latina, que han llegado a acaparar, respectivamente, el 32 y el 35% del valor total de empresas públicas privatizadas. En el Este europeo se ha ido abriendo desde 1989 un nuevo mercado especialmente codiciado por compañías privadas extranjeras. También en Europa occidental, la necesidad de reducir los déficits públicos lleva a los Estados a desprenderse de sus empresas.

Los programas de privatización más ambiciosos son los correspondientes a los países ex comunistas, si bien dan muy poco dinero, por el mal estado de las empresas. A pesar de la presión exterior, esos gobiernos han intentado reducir al mínimo las ventas a los extranjeros. Hungría, que empezó a privatizar mucho antes de abandonar oficialmente el comunismo, es una excepción: prevé que la propiedad privada extranjera pase del 4% actual al 30% en 1995.

El gobierno conservador de Margaret Thatcher convirtió a Gran Bretaña en la pionera de las privatizaciones. Allí las ventas han alcanzado los 60.000 millones de dólares desde 1980.

En 1992 George Bush permitió a los Estados norteamericanos privatizar sus infraestructuras. Muchos negocian con compradores privados la venta de aeropuertos y autopistas de peaje. La Reason Foundation, un centro de investigación con sede en Los Ángeles, calcula que las ventas pueden alcanzar los 200.000 millones de dólares.

No obstante, las mayores privatizaciones de los dos próximos años sucederán en Francia e Italia. Sus gobiernos se han apresurado a prometer ventas apetitosas. El pasado mes de junio, el jefe de gobierno francés, Edouard Balladur, impulsó a través de un proyecto de ley la privatización de 21 de las mayores firmas nacionales, incluyendo la Renault, Air France, Elf Aquitaine y la Banque Nationale de París. Serán las mayores ventas de activos estatales desde 1988, cuando la victoria socialista puso fin a un tímido programa de privatizaciones iniciado por la administración anterior.

El proceso se ha precipitado más en Latinoamérica, donde en 1988 las privatizaciones supusieron sólo el 6% del volumen mundial. Chile privatizó la mayoría de las compañías estatales hace años. Más recientemente, el gobierno mexicano ha hecho ventas que han reportado más de 20.000 millones de dólares de 1988 a 1992. El programa de privatizaciones de Brasil ha empezado a rodar este año con la venta de la mayor firma de aceros del país.

África es el único continente donde la fiebre de la privatización apenas se aprecia. Sólo al Norte del Sáhara hay algunos síntomas, con ventas en Túnez y Marruecos. También el gobierno egipcio se ha propuesto desprenderse de 16 compañías, pero hasta ahora no ha vendido casi ninguna.

En muchas naciones las privatizaciones han sido un éxito. Un estudio reciente del Banco Mundial acerca de 12 planes de privatizaciones llevados a cabo en Gran Bretaña, Malasia, México y Chile, concluyó que 11 de ellos han reportado beneficios económicos. Sin embargo, al igual que las nacionalizaciones -que han decaído desde el comienzo de la década de los 70-, las privatizaciones funcionan mejor en unos países que en otros. Los dos principales problemas son siempre a quién vender y si hay tiempo para reestructurar antes de vender. En general, los países europeos del viejo bloque comunista están optando por la vía de la privatización rápida.

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