Crece el interés por la enseñanza de la ética en las ingenierías

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En la entrega de otoño de la revista The Bridge, publicación cuatrimestral de la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos, Joseph R. Herkert, profesor asociado en la Universidad de Carolina del Norte, detecta un interés cada vez mayor por la ética en las carreras técnicas, y estudia las diversas propuestas que se han hecho sobre el modo de introducir su estudio en las Ingenierías.

«En las últimas dos décadas, ha habido muchos cambios en la enseñanza de la ingeniería, entre otros, una mayor atención hacia la importancia de la ética y la responsabilidad social de la ingeniería». Movidos también por las exigencias de los colegios profesionales, los responsables de la enseñanza universitaria «han empezado a tomarse en serio el reto de formar profesionales que sean técnicamente competentes y sensibles a los aspectos éticos». Aunque «esto no significa que las asignaturas obligatorias de ética sean la norma». Un 70% de los centros que otorgan títulos reconocidos en Estados Unidos no ofrecen ninguna asignatura relacionada, y un 17% tienen asignaturas filosóficas o similares, pero no de contenido estrictamente ético. El crecimiento de este interés se nota también en Internet, donde se ofrece gran cantidad de material teórico y práctico: casos, códigos de deontología, etc., muchas veces como apoyo para las clases.

El artículo de Herkert pondera las ventajas e inconvenientes de los distintos modelos de enseñanza de la deontología profesional. «Los planes marco de estudio de ética de la ingeniería incluían tradicionalmente códigos éticos y la aplicación de teorías morales». «Algunos filósofos (…) argumentan que las discusiones abstractas sobre moral no son necesarias para enseñar ética profesional, y que incluso pueden ser contraproducentes, ya que quizá hagan desconectar a aquellos alumnos que dudan de su utilidad».

«El instrumento más popular es el método del caso». El método del caso «anima a los estudiantes a expresar sus opiniones, a identificar los problemas éticos y a formular y justificar sus propias decisiones». Los casos disponibles de conflictos éticos están muchas veces centrados en grandes accidentes (como el desastre del Challenger en 1986). «Esto puede ser útil para captar la atención de los estudiantes, aunque los dilemas éticos típicos a los que se enfrentan la mayoría de los ingenieros son mucho más cotidianos». «Muchos estudiosos de la ética (…) han pedido el desarrollo de más casos que se centren en el trabajo bien hecho», como concepto central.

El problema es cómo debe articularse dentro del plan de estudios la transmisión de estos conocimientos. «Algunos programas de ingeniería han incluido cursos obligatorios de ética para todos los estudiantes», como en Texas A&M y otros centros pequeños. Pero «este método puede dejar en los estudiantes la impresión de que la ética es un problema secundario, más que una parte integral de sus estudios de ingeniería».

«Un enfoque alternativo es el que supera las limitaciones del modelo de asignatura obligatoria al dispersar la instrucción ética a lo largo de las distintas asignaturas del plan de estudios. La clave del éxito de este modelo es superar la resistencia de los profesores de ingeniería a dar importancia a la enseñanza de la ética, y enseñarles (…) cómo pueden incorporar el material de ética a sus clases». La Universidad de Michigan busca «que la ética y la seguridad sean vistas como características comunes de una buena práctica de la ingeniería». Como destaca Michael Davis, director de investigación del Illinois Institute of Technology, «al fijar la atención en los aspectos éticos de problemas ordinarios de ingeniería, este método de penetración puede ser aplicado sin apoyarse en teorías morales formales, y sin sacrificar la importancia de los aspectos técnicos».

«Este modo de abordar la ética a través de las materias del plan de estudios (…) claramente la sitúa en una posición central dentro de la enseñanza de la ingeniería». Algunas veces, sin embargo, la dispersión puede llevar a que falte «profundidad y continuidad» a los conocimientos adquiridos.

Por eso Herkert sugiere que «lo ideal, tanto desde el punto de vista de la formación del profesorado como de la localización de las asignaturas dentro del plan, es usar una combinación de métodos: una asignatura obligatoria de ética de la ingeniería, y un plan de estudios que reconozca la importancia de la ética en todos los demás aspectos». Herkert propone que se añada la preocupación por el impacto social de las obras de ingeniería, de modo que se terminarían «las tradicionales críticas al enfoque microético de la enseñanza de la ética -referida a los problemas entre ingenieros-, que descuida los asuntos relacionados con la naturaleza y el desarrollo de la tecnología» en la sociedad.

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