Congo: los acuerdos de paz no han impedido que sigan las matanzas en el este

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El genocidio de Ruanda en 1994 provocó un millón de muertos, sin que la comunidad internacional supiera reaccionar. La guerra que asola el este del Congo desde 1998 ha provocado más de dos millones de víctimas, pero como se desarrolla sin cobertura de la prensa apenas se habla de ella. El acuerdo firmado el pasado abril en el diálogo entre los grupos congoleños contendientes y un posterior acuerdo para la retirada de las tropas de Uganda y Ruanda han abierto una esperanza de paz, pero los enfrentamientos interétnicos en esta rica zona diamantífera siguen causando víctimas.

El pasado 2 de abril se cerró oficialmente en Sun City el Diálogo Intercongoleño, con la asistencia y el respaldo de los presidentes de Sudáfrica, Zambia, Botsuana, Zimbabue y Namibia, y ante el enviado especial del secretario general de la ONU. El acuerdo global establece las reglas para la participación de los beligerantes en el poder político, la elaboración de una nueva Constitución y la reforma del Ejército (cfr. servicio 5/03). Pero, habida cuenta de los protagonistas de la crisis congoleña, había cinco grandes ausentes: el presidente congoleño Joseph Kabila, el ugandés Museveni, el ruandés Kagame, el angoleño Dos Santos y J.P. Bemba, representante del RCD/Goma, uno de los grupos rebeldes.

La esperanza de paz se fortaleció cuando el 7 de mayo los presidentes de Uganda y Ruanda -dos países cuyos ejércitos se han enfrentado en el este del Congo- acordaron en Londres poner fin a su enfrentamiento y esforzarse para lograr una «completa normalización» en sus relaciones. Museveni y Kagame habían enviado sus tropas al Congo en 1998 para derribar al gobierno de Kinshasa, pero después entraron en conflicto por la marcha de la guerra y chocaron entre ellos. También competían por la riqueza del país, pues, como puso de relieve una comisión de expertos de la ONU, los responsables políticos y militares de Uganda, Ruanda, Burundi y Zimbabue se habían dedicado a «un pillaje a gran escala de los recursos naturales».

Uganda y Ruanda apoyaron a grupos rebeldes enfrentados en el este, luchas que provocaron la devastación de la ciudad de Kisangani en 2000. Manejando a dos etnias rivales (los hema y los lendu), Uganda y Ruanda se han disputado el control de la ciudad de Bunia en la región de Ituri, donde están las principales minas de oro del país y ha habido frecuentes matanzas. Por el acuerdo del 7 de mayo se han comprometido a retirar sus fuerzas del Congo y apoyar los esfuerzos de paz.

Pero tras la retirada del ejército de Uganda, la inestabilidad de la región de Ituri ha aumentado por los enfrentamientos interétnicos, con al menos 200 muertos. Tropas de Thomas Lubanga, en las que hay hombres de la etnia hema, tomaron Bunia al marcharse los ugandeses, y la ciudad se vio envuelta en el caos. Según noticias de agencias, el cuartel de las fuerzas de paz de la ONU en Bunia, en el que se han refugiado cinco mil civiles aterrorizados por la situación de inseguridad, fue atacado por manifestantes armados.

El Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto modificar el mandato de la misión en el Congo (MONUC) para que los cascos azules desplegados no sean meros observadores de un alto el fuego inexistente sino una fuerza de interposición y de imposición de la paz. Francia está dispuesta a enviar un batallón de mil hombres, para reforzar a los cascos azules.

____________________Con informaciones de Philémon Muamba Mumbunda, desde Kinshasa.

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