Cómo redistribuir la tierra sin arruinar la producción

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Aunque el sur de África haya salido hace años del régimen de predominio de una minoría blanca, la propiedad de la tierra refleja todavía una herencia del pasado que crea enfrentamientos en el presente. Sudáfrica y Zimbabue están inmersos en un conflictivo proceso de redistribución de tierras. Ambos países partían de una situación similar: la posesión de las mejores parcelas en manos de la minoría blanca, aun después del fin apartheid en Sudáfrica y del colonialismo inglés en Zimbabue. Sin embargo, la evolución del problema ha sido distinta en ambos países.

En 1994, el gobierno de Sudáfrica se comprometió a realizar una redistribución de la tierra, de forma que el 30% de las propiedades de los granjeros blancos se transfiriera a propietarios negros en un plazo de cinco años. Pero esta promesa se ha quedado en meras palabras. Diez años después, las tierras transferidas, junto a la minúscula parte que se ha vendido de forma privada, suman apenas un 2%. Todavía el 90% de las tierras con producción comercial están en manos de unos 50.000 agricultores blancos, según informa el International Herald Tribune (7-I-2004).

Esta situación de desequilibrio ha provocado enfrentamientos entre los negros sin tierra y los propietarios blancos. Desde 1991, 1.500 agricultores blancos han sido asesinados, aunque el gobierno lo atribuye más a robos con violencia que a luchas por la propiedad de la tierra. Y de un tiempo a esta parte, grupos de campesinos negros sin tierra han decidido no esperar y se han creado asentamientos ilegales en tierras pertenecientes a blancos. También ha surgido un Movimiento de Gente sin Tierra, que amenaza con empezar a ocupar tierras de propietarios blancos a partir de 2005. La resolución de este conflicto no parece fácil, aunque muchos expertos piensan que los agricultores blancos no aguantarán mucho más tiempo esta situación de inseguridad, y venderán sus tierras a precios justos.

De todos modos, hay que tener en cuenta que en un país donde la mitad de la población es urbana y en el que uno de cada tres trabajadores no tiene empleo, el gobierno está más preocupado por impulsar otros sectores económicos. Además, no toda la tierra que poseen los blancos es cultivable o rentable para un cultivo a pequeña escala.

La experiencia de la redistribución de tierra en Zimbabue indica que hay que ir con cuidado para que el remedio no sea peor que la enfermedad. También allí los agricultores blancos poseían las mejores tierras desde la época colonial. Bajo la presidencia de Robert Mugabe, estas tierras se expropiaron, a menudo con hostigamientos violentos, y en los tres últimos años se han redistribuido entre 300.000 familias pobres y 50.000 agricultores negros. En realidad, Mugabe ha utilizado el reparto de tierras para beneficiar a su clientela electoral, no a todos los negros, y reforzar así su poder. De los 4.500 agricultores blancos que había solo quedan unos 600, que intentan seguir cultivando.

Esta redistribución prometía traer beneficios a la población, pero el efecto ha sido el contrario. Zimbabue ha pasado de ser uno de los países africanos con mayor producción agrícola a tener serios problemas alimentarios. La economía está colapsada a causa de la ejecución del plan agrícola, los problemas internos del gobierno y la sequía que sufre el país. Algunos sectores de la población pasan hambre.

Los «nuevos» agricultores se enfrentan a la escasez de semillas, fertilizantes y sistemas de regadío. En algunas provincias solo el 10% de los agricultores tienen semillas y el 17%, fertilizantes.

Namibia también acusa las secuelas de la época colonial en la propiedad de la tierra. Unos 4.500 granjeros blancos, en muchos casos descendientes de los antiguos colonos alemanes, poseen cerca de la mitad de la superficie cultivada, mientras que miles de campesinos sin tierra esperan una reforma agraria.

El presidente de Namibia, Sam Nujoma, declaraba recientemente al diario Die Welt: «Los colonos alemanes invadieron Namibia y se repartieron la tierra. Los namibios tienen derecho a escoger a quién pertenece la tierra». Nujoma, que apoya incondicionalmente a Mugabe, podría verse tentado de imitar sus métodos.

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