Viktor Frankl. Una biografía

TÍTULO ORIGINALViktor Frankl. Ein Porträt

GÉNERO

Herder. Barcelona (2000). 267 págs. 2.900 ptas. Traducción: Macarena González.

Los muchos seguidores y aficionados al gran psiquiatra vienés Viktor Frankl (1905-1997) están de suerte, porque, en poco más de un año, se han publicado tres nuevos libros: El hombre en busca de sentido último. El análisis existencial y la conciencia espiritual del ser humano (Paidós, 2000), La idea psicológica del hombre (Rialp, 1999) y esta biografía. Además de que se reedita incesantemente su famosísimo El hombre en busca de sentido (20ª ed., Herder, 1999) y otros.

La reflexión de Frankl está basada en una rica experiencia, sobre todo en los intensos años pasados en los campos de concentración. Esta situación del pensamiento en el conjunto de su vida es lo que lo hace especialmente interesante. Längle divide su ágil retrato, más que biografía (ein Porträt, en el original alemán), en cuatro partes. Comienza con un breve recorrido biográfico, deteniéndose en las figuras de su padre, ferviente y recto judío, y de su abnegada madre, y en los hechos más importantes, antes y después del Lager, hasta llegar a la fama internacional (millones de libros vendidos en Estados Unidos). Después, con cierto cariz psicoanalítico, quiere ofrecer los rasgos relevantes de su personalidad (su forma de enfocar las emociones, la religión y la política). En tercer lugar, resume el propósito y evolución de su obra, explicando su concepto de hombre y del sentido de la vida. Y en un cuarto capítulo nos informa rápidamente de la evolución de la escuela de Logoterapia y análisis existencial, de las aplicaciones y de las corrientes más importantes.

En los últimos años, Frankl se distanció de su escuela y de sus discípulos (incluido el autor de esta biografía), porque le pareció que abandonaban su terapia del dar sentido (Logoterapia) prefiriendo un análisis existencial que llevaba al paciente a centrarse en sí mismo, en lugar de orientarle hacia su responsabilidad y su entrega. Quizá por esto, el biógrafo, que fue discípulo predilecto, no conecta, en algún momento, con el espíritu del biografiado. Con todo, nos enseña de cerca quién era el hombre que tanto luchó por devolver el sentido de la vida a una época traumatizada. Y nos proporciona muchas claves de su pensamiento, que hacen pensar y enriquecen.

Juan Luis Lorda

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