Alianza. Madrid (1996). 572 págs. 3.500 ptas.
Las relaciones internacionales se han hecho más complejas y presentan más incertidumbres que en el escenario de la guerra fría. La euforia tras la caída del muro de Berlín sirvió para lanzar las campanas al vuelo sobre una democratización universal en un nuevo orden internacional. Desde Kant hasta nuestros días se acuñó la idea de que las democracias no se hacen la guerra entre sí, pero la aparición de tensiones económicas, nacionalistas, sociales o medioambientales no hacen nuestro mundo más seguro. Las guerras entre los Estados hoy son prácticamente inexistentes. Y es que la superioridad militar no es lo más significativo cuando en todos los continentes -a excepción de África- se están constituyendo grandes áreas de integración económica.
Ante este panorama, el autor del libro, el diplomático Carlos Alonso Zaldívar, no pretende hacer predicciones sino previsiones. Y así, jugando con diversas variables, pasa revista a distintas posibilidades de lo que puede suceder en el mundo en los próximos veinticinco años. Resulta significativo que las cuestiones de geopolítica o geoestrategia que para otros autores habrían merecido un espacio considerable, ocupen en este libro un puesto secundario. En su lugar, acaparan la atención del autor los temas económicos porque inciden cada vez más -y de forma decisiva- en la seguridad internacional.
El autor, que ha ocupado un cargo diplomático en Corea, destaca también muy especialmente el notable papel de China y los países de Asia oriental en la escena mundial de cara al siglo XXI, en abierto contraste con un proceso de integración europea que avanza entre contradicciones y a distintas velocidades. Por lo que se refiere a España, el libro es una llamada a que no se repliegue en sí misma y siga interesándose por Europa y a la vez reconduzca sus relaciones con los países árabes e iberoamericanos de la mano de la Unión Europea.
La conclusión de Variaciones sobre un mundo en crisis es que el mundo necesita dosis mucho mayores de cooperación internacional. Esto -y no una utópica occidentalización «salvadora»- sería la mayor contribución a la seguridad internacional.
Antonio R. Rubio