Un verso de un poema japonés, recitado por uno de los personajes, da título a esta novela que se sitúa en Tokio, en los años cuarenta. Yuji Takano, hijo de un renombrado profesor universitario, deja de tener recursos económicos debido a la caída en desgracia de su padre. Gana un poco de dinero con pequeños trabajos comerciales como escritor y ha publicado un libro de poesía hacia el que no siente mucho aprecio. Una enfermedad en el pecho le impide alistarse en el ejército. Frecuenta un club literario-cultural en torno a un comerciante francés, cuya hija Alissa es la única chica occidental que conoce. Su relación con ella y el avance de la guerra cambian todo su mundo.
Narración en presente y en tercera persona pero desde dentro de Yuji, cuyo mundo interior está muy elaborado y se va presentando con todo detalle al lector. El autor ha tenido la intención y se ve que ha trabajado mucho para lograr una voz narrativa convincentemente japonesa: supongo que sólo un japonés podrá decir si lo ha logrado. En cualquier caso, para un lector occidental funciona bien: la prosa es normalmente concisa, la narración está bien organizada, la información del pasado está entretejida con acierto en el hilo narrativo principal. Son muchos los detalles de ambiente que pueden parecer superfluos aunque, sin duda, contribuyen a crear la atmósfera y fijar el ritmo del relato.
No es fácil medir cuánto en esta historia es contención emocional o cuánto es falta de profundidad real en la vida de los personajes, pues la novela deja una cierta impresión de ser un desafío más que se impone a sí mismo un buen escritor (yo la he tenido y la tuve también con una novela previa del autor). Sea como sea, los conflictos que presenta la historia tienen intensidad, algunos momentos están especialmente conseguidos y, en particular, tiene fuerza el episodio en el que uno de los personajes habla de las salvajadas que presenció en la guerra chino-japonesa.