Rafael Llano, profesor universitario y ensayista –recientemente galardonado con el XIV Premio Internacional Gerardo Diego de Investigación Literaria–, presenta en este libro la concepción y realización de los 46 cuadros de la serie Las Meninas, fruto del enfrentamiento de Picasso con el célebre cuadro homónimo de Velázquez.
Llano, que documenta y ordena el proceso de realización de las obras, no solo da razón de aquel ejercicio de relectura pictórica con respecto a Velázquez, sino que aporta unos generosos contextos de sentido para comprender por qué lo hizo: en el fondo, para entender quién fue Picasso y –si se permite el juego de palabras– por qué merece seguir siéndolo, en nuestra percepción de lo mejor de nuestra cultura visual moderna y contemporánea.
La narración consigue situarse a igual distancia de la exposición erudita, como de las simplificaciones de la pura divulgación de datos y anécdotas. Al contrario, a través de un ejercicio tanto de generosidad informativa, como de lúcida síntesis, Llano ofrece un ágil relato para un público culto amplio que agradece contar con imágenes abarcantes y razonables de la cultura, en medio de la fragmentación e inestabilidad de la comunicación en estos tiempos posmodernos.
Entre las principales virtudes del libro cabe indicar el eficaz lenguaje de mediación entre lo técnico y lo profano, que recuerda la comunicabilidad de los textos de Gombrich; la compleja y rica reflexión sobre la relación tradición-ruptura que atraviesa de modo latente todas las páginas; la mostración del genio intelectual de Picasso, de pocas palabras, pero de grandes intuiciones; la reivindicación del misterio de la realidad y del modo pictórico de entrar en él; y la brillantez del capítulo “Pintar después de Newton”, narración sinóptica en once páginas de la evolución interna de la pintura desde Giotto hasta Van Gogh y Cézanne.
La plástica narración de la ideación y realización de los cuadros va acompañada de numerosas fotografías en blanco y negro de obras de Picasso y de otros pintores, pero es especialmente gozoso el cuadernillo en papel cuché integrado al final del libro, donde se reproducen en color todas las piezas de las Meninas picassianas.