Para comprender a Edith Stein

Palabra. Madrid (2008). 412 págs. 20 €.

La vida y la obra de Edith Stein siguen concitando el interés y la admiración de filósofos, pensadores y creyentes. Comprender a Edith Stein, editado por el profesor Urbano Ferrer, busca recoger en un solo volumen las claves biográficas e intelectuales de una pensadora que realizó significativas contribuciones a la fenomenología, la teología y la espiritualidad. Convertida al catolicismo a principios de los años veinte del siglo pasado, los especialistas que escriben estas páginas subrayan especialmente sus orígenes y el impacto de la cultura y la religión judía en la conformación de su pensamiento.

Por otro lado, también se pone de manifiesto la relación de su personalidad con su filosofía; algo, por cierto, en lo que también ha insistido A. MacIntyre en el reciente estudio monográfico sobre la primera etapa de la trayectoria intelectual de Santa Teresa Benedicta de la Cruz (ver Aceprensa enero 2009). Se da, por decirlo así, una coincidencia entre sus preocupaciones vitales -la comprensión del otro, el papel de la mujer en el mundo actual, la fe y la experiencia de Dios- y la reflexión sistemática que desarrolla como filósofa.

En su preocupación por el mundo contemporáneo supo ver que la llegada de Hitler al poder constituía un peligro para los judíos; en una carta escrita confidencialmente a Pío XI manifestaba su desosiego por la situación alemana y advertía que el régimen nazi era, por esencia, antirreligioso.

Otra parte del libro se encuentra dedicada a analizar algunas de sus contribuciones filosóficas. Se estudia el problema de la empatía, reconociendo que en el trabajo con el que consiguió el doctorado sigue demasiado rígidamente a Husserl, sin abrirse todavía al realismo. Será posteriormente, gracias a la lectura de Santo Tomás, cuando abandone la deriva idealista de la fenomenología y se una al círculo fenomenológico de Gotinga.

Asimismo se lleva a cabo una aproximación al tema de la persona y su fundamentación. En la parte filosófica se presta atención a algunos de sus escritos políticos y sociales, en particular a su concepción de la mujer, algo a tener en cuenta en alguien que con su actividad intelectual como conferenciante y profesora rompió en su época algunos tópicos, aunque la universidad le cerró las puertas debido precisamente a su condición de mujer.

Resulta especialmente interesante la última parte del libro, centrada en la vivencia religiosa y en la fenomenología como camino de acercamiento a Dios. Edith Stein se convirtió al catolicismo, como otros, gracias a la metodología filosófica que abrió Husserl. Para el fenomenólogo es imprescindible acercarse a las vivencias y experiencias tal y como éstas se manifiestan directamente a la conciencia, sin prejuicios. Puede decirse de esta forma que la culminación de su actividad como filósofa fue la conversión, tras el estudio profundo del fenómeno religioso.

Para comprender a Edith Stein constituye, en definitiva, una magnífica introducción a su filosofía, pero permite entender el significado y la importancia de sus contribuciones. Como filósofa, abrió perspectivas y temas que distan de estar agotados; como religiosa carmelita y mártir, sus escritos de espiritualidad son luminosos y fecundos. Finalmente, como judía conversa, su figura es un puente de comunicación entre cristianismo y judaísmo.

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