Leve curva del vivir

Leve curva del vivir

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2024)

Nº PÁGINAS112 págs.

PRECIO PAPEL12 €

GÉNERO

Florinda Salinas Alonso ha sido redactora-jefe del diario El Mundo y durante años ha trabajado en la revista Telva. También es autora de varios libros de poesía, Este sueño presuroso y Las cosas que te callas, y de un libro sobre feminismo, La mujer visible. Feminismo para el siglo XXI (ver Aceprensa 22 mayo 2014). Ahora publica su tercer poemario, Leve Curva del Vivir, donde, a través de breves poemas, la autora convierte en poesía muchas vivencias personales que tienen que ver con la memoria, el regreso a la infancia, del paso del tiempo y el amor.

Su estrecha vinculación profesional con el periodismo se manifiesta, como ella misma confiesa, en su meticuloso amor por el lenguaje: “Soy periodista, acostumbro a moverme por el borde de las palabras”. Y esta es una primera característica que conviene resaltar de este poemario: el innegable trabajo lingüístico que hay en cada una de sus poesías, pues la autora no se deja llevar por un ritmo asequible y cómodo, sino que estruja las palabras hasta encontrar aquellas que mejor cuadran con el mensaje o con las sensaciones que desea transmitir. No hay ligereza ni superficialidad en su poética, sino un deseo de lograr un estilo esencial. Huye Salinas, por tanto, de una retórica espontánea o coloquial para buscar la depuración expresiva.

“Lo mejor de la vida es estar, / girar en la hilera de los astros, / y el polvo del valle, / flotar en la geometría de los días”. Imágenes muy personales, puras, a veces con ciertos toques surrealistas, con las que recupera recuerdos ya fijados en la memoria: “Verano, me acostumbré a tu desierto. / Extiendo mis huesos en la franja calcinada del mar / aguardando la saliva de las olas. / La tarde candente se puso en cuclillas”. Hay muchos momentos para el regreso a la infancia, para evocaciones de instantes significativos que se funden con la naturaleza y el discurrir del tiempo: “Un poco de sol, / viento, pájaros, resplandor de ángel / y nosotros hechos de aire / en las palabras de la tarde”. Muchos de sus poemas se abren con versos de otras escritoras que de alguna manera comparten una misma atmósfera estilística: Ida Vitale, Edith Södergran, Anna Ajmátova, Alejandra Pizarnik, Salvia Plath, Emily Dickinson, Louise Glück.

La poesía de Florinda Salinas busca plasmar de manera original sentimientos individuales y universales. Lo hace condensando al máximo las imágenes, yendo a los conceptos, depurando al máximo lo más evidente y eliminando cualquier rastro de fácil emotivismo o romanticismo. “Echarás de menos esta brisa, / el banco de madera con la forma de tu cuerpo, / los muros ocres del verano”.

Con versos trabajados y ajustados, la poesía de Salinas describe su mundo, sus relaciones, sus impresiones, el peso del amor y, a la vez, se empapa de la naturaleza y los paisajes que la acompañan a lo largo de su vida, dando forma a expresiones redondas, insólitas, únicas: “Las campanas tañen bajo / la luz mantequilla del atardecer”.

Los poemas de Leve Curva del Vivir dejan en el aire la ambigüedad de su mensaje para que sean los lectores los que rematen su significado final.

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