Este libro se presenta como un excelente estudio de la naturaleza de la familia como constructora de personas; de la importancia de la ética como elemento esencial de esa construcción personal y de la necesaria implicación de la familia en promover una educación ética. Esta no surge de manera espontánea, sino que requiere una fundamentación y una intencionalidad. Ese es el objetivo del libro.
Escrito por tres profesores de la Universidad de Valencia, no es un libro de divulgación, sino que requiere un cierto nivel cultural en el lector, y se completa con una amplia bibliografía (quizá se podrían haber incluido más artículos de revistas científicas).
Bastante bien estructurado, plantea sus razonamientos no desde la inmediatez y agresividad de una polémica periodística, sino con el rigor y la serenidad propia de un trabajo universitario. Eso dota a sus capítulos de una mayor fortaleza argumental. Especialmente clarificador, en este sentido, es el Capítulo 2, en el que expone los distintos modelos de familia y sus implicaciones éticas.
El desarrollo de la autonomía y de la responsabilidad y la relación entre disciplina, convivencia y democracia, asentadas sobre valores éticos, son especialmente sugerentes y dan respuesta a la pretensión de construir una sociedad de individuos desprovistos de ética y de valores.
Algunas diferencias de estilo entre los distintos capítulos ponen de manifiesto que se trata de una obra escrita por tres autores, sin que esta observación quite validez a su contenido.