Historia del mundo y salvación

Katz. Buenos Aires (2007). 285 págs. 26,50 . Traducción: Norberto Espinosa.

TÍTULO ORIGINALWeltgeschichte und Heilsgeschelen. Die theologischen Voraussetzungen der Geschichtsphilosophie

GÉNERO

Karl Löwith (1897-1973) publicó esta obra en 1949, cuando pareció quebrarse definitivamente la confianza en el progreso, tras la barbarie de los totalitarismos. Löwith se propuso entonces rastrear la historia del pensamiento hasta dar con los orígenes de la reflexión moderna sobre la historia. Y los encuentra, precisamente, en la teología (de ahí el subtítulo: Los presupuestos teológicos de la filosofía de la historia). En línea con otros autores de su generación (Strauss, Voegelin…), Löwith se introduce de lleno en la contradicción del proceso de secularización, tema tratado también por otro discípulo de Heidegger, Gadamer, que también se preguntó cómo era posible que las consecuencias de la modernidad fueran tan antirreligiosas si ella misma bebió directamente de la tradición cristiana.

Historia del mundo y salvación constituye, por otra parte, una brillante y sistemática exposición de las diversas concepciones históricas. Para Löwith, la filosofía de la historia se convierte en disciplina autónoma a partir de la Ilustración, cuando se generaliza la exposición de hechos históricos sin referencia a la Providencia divina, lo que supone una ruptura con el pensamiento anterior. La irrupción de la filosofía de la historia no es más que el resultado del paulatino proceso de “inmanentización” de las verdades cristianas.

Löwith se pregunta si es posible, una vez perdida la perspectiva escatológica, descubrir el sentido de la historia, es decir, hallar una finalidad que unifique los hechos, explique racionalmente su curso y posibilite su predicción. La historia, para el cristiano, es el relato de la salvación y, por tanto, su sentido se encuentra más allá de este mundo. El pensamiento ilustrado no tuvo más salida que recurrir al concepto de “progreso”, con el que garantizaba la continuidad de los sucesos al tiempo que prometía la realización del reino de Dios en la tierra. Así, el mensaje cristiano quedó secularizado, convertido en una religión sin trascendencia, como ideó Comte.

Los hechos no tardaron en desmentir el dogma del progreso. Precisamente porque la historia la hacen los hombres, porque constituye un campo abierto al ejercicio de la libertad, es por lo que no se encuentra un sentido último sin recurrir a la trascendencia. De ahí que para Löwith la filosofía de la historia sea imposible como ciencia si no es teología, es decir, historia de la salvación.

Löwith pretende más mover a la reflexión que dar por cerrados los problemas. En cualquier caso, este ensayo muestra el agotamiento de los paradigmas modernos y las contradicciones del pensamiento ilustrado. Algunas de las ideas son discutibles -incide en repetidas ocasiones sobre la insalvable contraposición entre fe y razón, cerrando cualquier atisbo de diálogo entre ellas-, pero se comprenden si se tiene en cuenta la formación del autor (ver Aceprensa 8/07). A su favor juegan su estilo claro y su erudición.

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