Giotto y el lenguaje del gesto

Moshe Barasch

GÉNERO

Akal. Madrid (1999). 205 págs. 1.080 ptas.T.o: Giotto and the Language of Gesture. Traducción: José Luis Sancho Gaspar.

Con un gesto podemos transmitir una información completa y cerrada. Ya sean intencionados o irreprimibles, si los gestos pueden traducirse y codificarse, entonces los artistas plásticos tienen en ellos un recurso impagable para transmitir sentimientos, acontecimientos o narraciones.

Al análisis del significado de esta gesticulación y a su desarrollo, a veces a través de tradiciones intrincadas, se dedica el breve ensayo de Moshe Barasch. Tras una sucinta introducción sobre la validez del gesto como transmisor eficaz, Barasch se centra en dos de los dominios principales del gesto: los actos jurídicos en la Edad Media y la liturgia. Y ahí es donde se entiende la pertinencia de la elección de Giotto, pues, aparte de que su capacidad para hacer llegar al espectador una sensación como la sed a través de un gesto fuera alabada por sus contemporáneos, Giotto se encuentra al final de un proceso de desarrollo medieval que él perfeccionará y transmitirá.

Por eso sirve al autor del libro como medio para analizar una serie de gestos que aparecen en los frescos de tema religioso que Giotto pintara en Padua, Asís, Florencia y Roma, y que dan forma a cada uno de los once capítulos de la obra: el gesto elocuente y la mano que advierte, el sobrecogimiento, por qué juntamos las manos para orar (¿siempre fue así?), las manos cruzadas sobre el pecho, el gesto de incapacidad, las manos cubiertas o veladas, la imposición, agarrar al otro por la muñeca y la expulsión. También se incluyen dos estudios sobre la iconografía y escenificación de pasajes como la Traición de Judas y el Noli me tangere.

Para quien no sea especialista en la obra de Giotto ni aspire a serlo, ¿aprovechará algo la lectura de este ensayo? Seguramente: el conocimiento de la obra de un pintor que desde Vasari figura como el paladín renacentista frente al Medievo, la explicación del origen de una simbología gestual y, sobre todo, otra forma de adentrarse en una pintura, son puntos de interés de este libro. Su valor radica más en esto que en su imperfecta explicación general de las obras de Giotto, reconocida por el autor. Un libro tal se justifica también porque invita a reflexionar e introduce en el conocimiento de los gestos que son una parte muy importante de la comunicación no verbal en el mundo de hoy.

José Ignacio Gómez Álvarez

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