Familia: los debates que no tuvimos

Encuentro.
Madrid (2011).
190 págs.
10 €.

En España, durante los últimos años, se han aplicado drásticos cambios al Derecho de familia a gran velocidad y sin un debate de profundidad proporcionada. De ahí el título de este libro, que ofrece la voz disidente de Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia. Juan Meseguer le da oportunidad de decir lo que algunos no pudieron oír, ensordecidos por el fragor de los tópicos. El servicio que presta es tanto mejor cuanto no se limita a preguntas complacientes. Haciendo a menudo de abogado del diablo, teniendo siempre en cuenta las opiniones contrarias, invitando a replicar y sugiriendo puntos de vista, contribuye verdaderamente a que el entrevistado se explique y el lector asista al debate que tal vez se perdió.

Pronto se advierte que en el Foro de la Familia hay ideas antes que militancia. Y esto viene a suplir un déficit que hasta no hace mucho sufría, como reconoce el propio Blanco, el movimiento pro familia, tradicionalmente rico en trabajo social pero menos activo en el ámbito de la cultura y la opinión pública.

Con el punto de partida en las ideas propias, la controversia viene en segundo término. Los puntos polémicos que trata Blanco son el “divorcio exprés”, el “matrimonio gay”, el peligro de adoctrinamiento sexual en la asignatura de Educación para la Ciudadanía y la liberalización del aborto. En buena parte derivan de la “ideología de género”, que Blanco se detiene a analizar. Son también ejemplos de una concepción burguesa de la libertad, en la que el permitir es a la vez denegar ayuda, de modo que la posibilidad de elegir, teóricamente brindada a todos, en realidad no está a disposición del desfavorecido. La reforma del aborto, que lo hace más fácil sin dar más apoyo a las madres en dificultad, es un ejemplo señalado. En cambio, el Foro de la Familia se anticipó al gobierno creando la Red Madre, sostenida por voluntarios que asisten a embarazadas, y proponiendo iniciativas legislativas populares en las comunidades autónomas, para que los poderes públicos apoyen la maternidad.

Además, Blanco no deja que la polémica le quite la iniciativa, y presenta propuestas de política familiar. No son pocas las ideas que tiene sobre régimen fiscal, protección de menores, conciliación de familia y trabajo, atención de ancianos y enfermos, libertad de enseñanza y otras necesidades reales de las familias.

Si se quiere una justificación del interés que tiene este libro, se podría decir que necesitan leerlo quienes no están de acuerdo con Benigno Blanco.

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