Ante el asedio soviético, la cadena de radio nacional decide no rendirse y transmitir a los ciudadanos la verdad sobre el asalto. Con su tercera película, el director y guionista Jirí Mádl ha logrado una producción inmersiva sobre el poder de la Unión Soviética en su expansión del comunismo. Con una vibrante puesta en escena y un presupuesto muy bien ajustado a las necesidades de la historia, el guion sabe entrecruzar diferentes tramas de heroísmo y supervivencia.
A la primera hora de metraje, dedicada a la presentación de personajes, le falta sugerencia y algo más de ingenio en las situaciones y los diálogos, pero el guion sabe salir adelante y reservar la mejor parte para la segunda mitad, con un nivel de interpretación excelente de actores como Tatiana Pauhofova (Burning Bush) o Stanislav Majer (Havel).
La película hace un incisivo y actual retrato del peligro de la degeneración populista del lenguaje. La cadena de radio se convierte en un arma de información libre que resulta intolerable para los dirigentes totalitarios, que combatirán a los periodistas independientes con toda la maquinaria de su fuerza política, jurídica y militar. En la definición dramática de esa batalla hay veracidad y contención, con una banda sonora que selecciona con mucha sensibilidad algunas canciones originales del país para graduar el tono emocional de una historia compleja, pero explicada con claridad.