Max es un cómico divorciado que intenta sobrevivir económicamente y sacar adelante a su hijo Ezra, un niño de 11 años con autismo que vive entusiasmado con el cine. Cuando la exmujer de Max apoya la decisión de matricular a Ezra en un colegio especializado en el autismo las relaciones familiares se complican.
El nombre de Tony Goldwyn no es muy conocido, pero fue uno de los protagonistas de Ghost, donde interpretaba al maligno personaje de la película. Actualmente tiene 65 años, medio centenar de películas como actor y cinco como director, siendo Una función inesperada su mejor propuesta como realizador. Es verdad que la elección de Tony Spiridakis como guionista único de la película (un escritor de escaso prestigio con una filmografía menor) no parece muy acertada, especialmente por el reparto y la ambición dramática de la historia, pero aún así esta producción tiene muchos aciertos.
En primer lugar, el diseño de personajes es muy atractivo. Desde el joven y divertido protagonista, interpretado por un actor autista sensacional, hasta los secundarios interpretados por Whoopy Goldberg o Vera Farmiga, pasando por la pareja de involuntaria road-movie compuesta por Rose Byrne y Robert De Niro. Y por encima de todos, Bobby Cannavale, un actor de talento muchas veces desperdiciado, y que aquí hace una interpretación muy contenida de un personaje en permanente estado de ebullición.
Hay mucho humor e ironía meta-cinematográfica en los diálogos de la película, que funciona con mayor brillantez en la segunda parte. Además, el director deja espacio para la reflexión del espectador con una selección musical muy atinada, que favorece el tono luminoso de una historia que elogia un retrato muy sincero y necesario de la paternidad.
