Mohamed, un joven marroquí tendrá seis días de prueba para entrar en una pequeña empresa de chapuzas. Sus buenas intenciones se toparán con la actitud de Valero que no está dispuesto a trabajar con un inmigrante.
La cineasta catalana Neus Ballús gano la Espiga de Plata en la última Seminci gracias a esta comedia social que toma su historia directamente de la observación de la realidad. Ballús “pega” el oído a la conversación de la calle, a los sucesos que no salen en los medios pero que envuelven el día a día de los ciudadanos normales y corrientes, muy alejados –muchas veces– de consignas políticas o intereses ideológicos. Y, paradójicamente, desde este realismo puede hablar de cuestiones políticas e ideológicas con mucha más convicción, apertura y verosimilitud. Sin insultar y ayudando a pensar al espectador… porque antes están pensando sus propios personajes.
A ratos, la película es muy divertida y la galería de seres humanos que pueblan la historia, muy rica. Hay que destacar el trabajo de dirección de actores. Los protagonistas son fontaneros en su vida real y es la primera vez que se ponían delante de una cámara. La cineasta catalana ha sido capaz de extraer toda la naturalidad y frescura del actor no profesional sin caer en el amateurismo, cuidando aspectos que revelan que hay detrás muchas horas de ensayo, de estudio y de escucha de cada uno de los personajes.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta