Pocas veces aconsejo ver el trailer de una película o una serie porque generalmente cuentan demasiado de la trama. Con Paradise hago una excepción, aunque yo contaré aún menos en esta sinopsis. Basta con decir que el protagonista es Xavier Collins, un impecable jefe del Servicio Secreto de la Casa Blanca, que además tiene amistad personal con el presidente. A partir de ahí empiezan a saltar fichas del tablero…
El creador de esta serie, que además es director y guionista de todos los capítulos, es Dan Fogelman, que cuenta como protagonista con Sterling K. Brown, con el que ya había trabajado en la excelente dramedia This Is Us. Al igual que sucedía en esa serie, la música es esencial como vehículo emocional de una trama en la que hay saltos en el tiempo y giros constantes que ponen en juego la estabilidad afectiva de sus personajes. En concreto, una nueva versión de la célebre canción Another Day in Paradise de Phil Collins es el tema central de la serie, que acentúa el romanticismo crepuscular de la historia.
Se nota que el ingenioso Dan Fogelman se siente cómodo tanto en la definición dramática de los personajes como en el desarrollo imprevisible de la historia. Y también es evidente que esas decisiones no siempre se caracterizan por la verosimilitud, la profundidad y los matices. Pero el guion es tan hábil en la combinación de géneros y en el cruce de personajes, que reduce los daños de los efectismos sentimentales habituales en el cine y la ficción de su creador. No olvidemos que estamos hablando del guionista de películas que parecen telenovelas (Como la vida misma), y comedias con demasiada trampa y desajuste (Crazy, Stupid, Love, Un desmadre de viaje, Fred Claus). Paradise también asume riesgos y comete errores, pero sale finalmente ganadora como uno de los entretenimientos más diferentes de los últimos años.