Martian es un agente encubierto de la CIA con una complicada situación familiar, que termina de enredarse al encontrarse en Londres con una mujer que conoció en una de sus operaciones secretas.
Entre 2015 y 2020, la serie francesa Oficina de infiltrados se convirtió en una de las ficciones de mayor distribución internacional. Paramount compró los derechos e invirtió más presupuesto en la producción, y también en un elenco de directores, guionistas y actores entre los que destacan el realizador Joe Wright (Expiación, Orgullo y prejuicio) e intérpretes como Michael Fassbender, Richard Gere o Jeffrey Wright. Desde este punto de vista, la ficción tiene magnetismo en la planificación y en el talento de las grandes estrellas.
Como es habitual en las tramas de espionaje, la conexión entre las diferentes operaciones es constante, y requiere de un espectador atento a la catarata de nombres que intervienen en cada una de las tramas. Aún así, los guionistas consiguen explicar con bastante claridad la maraña que proponen, siempre aportando el dramatismo, algo estereotipado pero eficaz, de la vida de esos personajes que viven del engaño y la trampa por un fin superior.
La serie no llega al nivel sobresaliente de la ficción francesa ni de otras producciones similares como The Americans, porque falta ingenio en las situaciones y diálogos, y porque el desarrollo del arco dramático está algo limitado por una cierta superficialidad en las relaciones entre espías.
Así, esta ficción termina siendo un entretenimiento con destellos de calidad, que aprovecha solo en parte un género que facilita todo tipo de conflictos y sugerencias.