Ferdinand von Schirach (Múnich, 1964) era ya un afamado abogado penalista cuando, en 2009, publicó un libro de relatos breves basados en casos reales. Desde entonces se ha convertido en un prolífico escritor, sobre todo de guiones para miniseries. También La acusación se basa en un hecho real, en los denominados “Procesos de Worms”, tres procedimientos penales celebrados entre 1994 y 1997 contra 25 personas acusadas de abusos sexuales de menores.
Dirige la serie Daniel Prochaska, hijo del conocido director austriaco Andreas Prochaska –con quien ha codirigido el apartado de la serie internacional Das Netz en dicho país–, que ha trabajado sobre todo como editor, lo cual se aprecia en el empleo de la elipsis. El guion traslada la acción al presente: “La indignación general, el odio desenfrenado y la terrible histeria de entonces son muy similares a las redes sociales actuales” (Von Schirach). Prochaska visualiza las reacciones en Internet llenando la pantalla repetidamente de tuits.
La narración recuerda en los primeros capítulos más a las series Crímenes y Culpa, basadas en relatos breves de Von Schirach, que a thrillers similares, como El caso Collini, más lineal, sobre una novela del mismo autor. Destaca el abogado protagonista, antihéroe parco en palabras –y que Peter Kurth representa de modo sobresaliente–: se presenta en los antípodas del abogado joven y elegante de El caso Collini. La serie se rodó en Monschau, una pequeña ciudad alemana en la frontera con Bélgica: con sus casas tradicionales de entramado de madera, se encuentra como encajonada entre las escarpadas orillas del río, lo que proporciona la sensación de sociedad tradicional y cerrada.
La acusación se encuadra entre las películas alemanas que tratan críticamente la propia historia –desde El hundimiento hasta El código que valía millones, pasando por la mencionada El caso Collini– con veracidad bien documentada y con un medido tono.
