En la Bernauer Strasse de Berlín puede verse hoy en día, marcada en el pavimento, la trayectoria de los túneles por los que varios grupos de personas abandonaron el Berlín oriental traspasando el muro; pero también la de otro túnel “de la Stasi”, que empleaban los agentes de la policía secreta de la RDA para acceder al Berlín occidental. Por este túnel pasa –en la serie homónima– la joven agente Kleo en 1987, para llevar a cabo una “misión” en una discoteca berlinesa-occidental.
En Alemania se han producido últimamente varias series ambientadas en los últimos años de la República Democrática Alemana –por ejemplo, Deutschland ’83 y sus dos secuelas– o también en los primeros años tras la caída del Muro y la reunificación (ZERV – Zeit der Abrechnung). Lo que diferencia a Kleo de estas y otras series similares es un cierto tono de comedia, en gran parte debido a que los protagonistas Jella Haase y Dimitrij Schaad son muy conocidos en Alemania por sus papeles cómicos; a este carácter contribuyen asimismo algunos personajes secundarios. También la directora Viviane Andereggen da de vez en cuando unos tintes satíricos aunque, en general, prevalece el tono de thriller.
El diseño de producción resulta impecable; lo mismo puede decirse del vestuario, que no es un fin en sí mismo, sino que subraya la capacidad de transformación de la figura principal. Asimismo, la cámara subraya los colores chillones propios de la época, en particular en localizaciones sureñas con su abundancia de luz. En un episodio, al tratarse de una sucesión de flashbacks, la directora emplea una puesta en escena que contrasta con el resto de la serie: sin llegar a los extremos de, por ejemplo, las películas de Lars von Trier Dogville y Manderlay, el decorado teatral minimalista sirve para proporcionar un efecto de distanciamiento.
Con todo, gran parte de la serie descansa sobre la actuación de los dos protagonistas, que tienen ocasión de mostrar una mayor gama de posibilidades que la vis cómica, y sobre la célebre “química” entre ellos.