Antonio Flores murió con 33 años, el 30 de mayo de 1995, solo dos semanas después de que muriera su madre, Lola Flores, la reina absoluta de uno de los clanes artísticos más importantes en España.
Alba Flores tenía 8 años cuando su padre falleció y ha desarrollado su carrera artística fundamentalmente en el cine. Un concierto homenaje a Antonio Flores en 2023, y el hecho de superar la edad que tenía su padre cuando falleció, la movieron a buscar a Isaki Lacuesta para hablar –y hacer hablar a su familia– de lo que llevaban tres décadas sufriendo: la pérdida del pequeño del clan y lo que eso supuso para la familia.
Es interesante conocer el origen del proyecto, porque estamos ante un retrato absolutamente personal y familiar del artista con un protagonismo muy fuerte de la propia Alba, que ejerce como narradora, hilo conductor y, en ocasiones, entrevistadora. Un documental en cierto modo impúdico, que no teme dejar a sus protagonistas expuestos, consciente de que han pasado muchos años y de que pocos artistas son tan queridos en España como los Flores.
Detrás de las cámaras y del guión de Flores para Antonio está Isaki Lacuesta, un veterano cineasta con experiencia en el documental (suyos son los notables Cravan vs Cravan, Garbo: el espía) y en el biopic musical (Segundo Premio). Lacuesta –con ayuda esta vez de Elena Molina– ha conseguido equilibrar los elementos biográficos –muy potentes– con el análisis de la trayectoria profesional del artista y su modo de entender la música. El resultado es un documental solvente, con personalidad, con sentimiento, muy cuidado en los aspectos técnicos y que aborda una gran cantidad de temas. Flores para Antonio habla mucho de música, pero también de salud mental, de la importancia de la familia y del papel de la comunicación en el duelo.