Tumbó a un gobierno y dejó 60 víctimas y 151 heridos. El incendio en la discoteca Collective de Bucarest el viernes 30 de octubre de 2015 en medio de la actuación del grupo Goddbye to Gravity produjo una catarata de reacciones populares y legislativas.
El director de este documental candidato al Oscar, el rumano Alexander Nanau (Totó y sus hermanas) hace un recorrido pormenorizado de una investigación que descubre las enormes grietas del sistema sanitario y la endémica corrupción política. Se aprecia la herencia comunista recibida en un país que obedeció durante décadas las directrices de la Unión Soviética. El documental destaca por la utilización de un formato áspero, en el que se prescinde prácticamente del uso de la música y las entrevistas.
Es innegable el poder visual de las escenas de la tragedia; unos minutos que resultan simplemente sobrecogedores. También hay habilidad en algunos giros argumentales y estilísticos muy loables, como la participación de una de las víctimas del atentado que en los últimos años se ha dedicado a la realización de performances sobre la tragedia. En contraprestación, el realizador se detiene con una contemplación que exige mucho al espectador. Esta minuciosidad puede resultar exhaustiva en varios momentos en que el ritmo decae ante la reiteración de descubrimientos muy similares.
Curiosamente, Collective estuvo a punto de entrar en dos categorías en las nominaciones de los Oscar: mejor película extranjera y mejor documental. Algo parecido a lo que le sucedió a El agente topo. Finalmente, Collective competirá como mejor filme extranjero, mientras que la película chilena optará al mejor documental.