El pasado marzo Juan Pablo II encargó al cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidir una comisión para preparar un Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. En una entrevista concedida al diario Avvenire (27 abril 2003), el cardenal comenta la razón y el alcance del proyecto.
El cardenal Ratzinger explica que «el deseo de un catecismo breve surgió inmediatamente después de la publicación del grande. La edición de 1992 es un punto de referencia importante para saber lo que enseña la Iglesia», pero «resulta demasiado voluminoso sobre todo para el simple uso catequético. De ahí la necesidad de una síntesis -en forma breve, sencilla y clara- de lo que es esencial y fundamental en la fe y en la moral». En diversos sitios se han publicado síntesis de este tipo, pero «ninguna verdaderamente lograda».
El entrevistador le recuerda que la misma idea de un catecismo es rechazada frecuentemente sobre todo en el ambiente oficial de la catequesis en los países de habla alemana. Ratzinger reconoce que «es verdad que hay una cierta aversión al intento de ‘cristalizar’ en palabras una doctrina, en nombre de la flexibilidad y de un cierto antidogmatismo que está vivo en muchos corazones; y sobre todo el movimiento catequético postconciliar acentuó el aspecto antropológico de la cuestión y pensó que un catecismo, al ser demasiado doctrinal, sería un impedimento para el necesario diálogo con el hombre de hoy. Yo estoy convencido de lo contrario. Para dialogar bien es necesario saber de qué debemos hablar, conocer la sustancia de nuestra fe. Por esto un catecismo es hoy más necesario que nunca».
Ratzinger constata que «hoy la ignorancia religiosa es tremenda, basta hablar con las nuevas generaciones. Es evidente que en el postconcilio no se ha logrado transmitir los contenidos de la fe cristiana».
¿El compendio será en forma de preguntas y respuestas? Ratzinger contesta que «parece que se va hacia el sistema de preguntas y respuestas, que es usado también fuera de la Iglesia católica, pero no me atrevo a hacer de profeta porque el proyecto se dará a conocer a todos los cardenales y presidentes de las Conferencias Episcopales y depende mucho de sus reacciones». Pero aclara que «el Compendio no será un Compendio de la fe católica sino el Compendio del Catecismo de 1992, al que deberá ser fiel».
El sistema de preguntas y respuestas no es una invención de San Pío X: «A decir verdad, también los catecismos de la época de la Reforma, tanto los católicos como los de Martín Lutero, usan este método. En efecto, el hombre se hace preguntas y la fe se presenta como respuesta a esos interrogantes. Así, precisamente en un periodo como el actual, cuando el diálogo se considera justamente esencial en la educación de la fe y en la relación entre los variados grupos humanos, me parece natural que el método dialógico pregunta-respuesta se aplique en un libro como el Compendio».
¿La publicación del Compendio supondrá que el Catecismo de San Pío X queda ya definitivamente superado? «La fe en cuanto tal es siempre idéntica», afirma Ratzinger. «Por lo tanto, también el Catecismo de San Pío X conserva siempre su valor. En cambio, puede cambiar el modo de transmitirla. Y por lo tanto cabe preguntarse si en este sentido el Catecismo de San Pío X puede ser considerado todavía válido. Creo que el Compendio que estamos preparando puede responder del mejor modo a las exigencias de hoy. Pero esto no excluye que pueda haber personas o grupos de personas que se sientan más a gusto con el Catecismo de San Pío X».
El prefecto de la Doctrina de la Fe aclara que el Compendio, «que si todo va bien estará disponible dentro de dos años», «será normativo en lo que respecta a los contenidos doctrinales, que son los del Catecismo de 1992. Mientras que ofrecerá sugerencias en cuanto al método, habida cuenta que en este campo se debe dejar una gran libertad porque los contextos sociales y culturales del orbe católico son muy diversos entre sí».