México: quince años de relaciones Iglesia-Estado

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México D.F. Mientras se conmemoran los 15 años del restablecimiento de las relaciones diplomáticas de México con la Santa Sede, elementos del partido izquierdista PRD provocan agresiones violentas en el Distrito Federal, que han provocado el cierre de la catedral.

Con ocasión de este aniversario, el Secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, Mons. Dominique Mamberti, visitó México, segundo país con el mayor número de católicos del mundo. Mons. Mamberti fue recibido el 3 de octubre pasado por el Presidente de la República, Felipe Calderón. “Hace quince años se dio un parteaguas en las relaciones entre el Estado mexicano y la Santa Sede, resultado de un importante proceso de diálogo, así como de la toma de conciencia sobre el papel central que posee la dimensión religiosa en la vida de la nación mexicana”, señaló Mons. Mamberti ante el cuerpo diplomático y representantes de la vida política, económica y religiosa.

Frente a la creciente tirantez que una fracción del ámbito político ha ido propiciando, Mons. Mamberti quiso aclarar que en las relaciones Iglesia-Estado “el respeto no consiste en mantener una mera cordialidad intelectual entre los interlocutores, sino que radica principalmente en la afirmación positiva de que la dimensión religiosa de la existencia pueda y deba manifestarse en todo ámbito de la vida privada y pública, con el único límite del derecho de terceros”.

La herencia de años de hostilidad

El contraste que se aprecia en esta nueva etapa, después de tantos años de efectiva persecución oficial contra la Iglesia, propicia un optimismo entre los católicos. Por parte del gobierno, el embajador de México ante la Santa Sede, Luis Felipe Bravo Mena, declaró que las relaciones con el Vaticano “se encuentran en el más amplio nivel de cooperación”. Pero la realidad admite más matices.

Los tres periodos presidenciales que han transcurrido desde la reanudación de las relaciones diplomáticas con la Sede Apostólica, no se han caracterizado por poner piedras en el camino. Pero es preciso observar con detenimiento la postura que mantienen otros partidos políticos encabezados por el PRD (Partido de la Revolución Democrática), emanado del que ostentó el poder durante setenta años, con el propósito de representar a la izquierda radical con su carga de anticlericalismo laicista. Se perciben dos ópticas antagónicas: una que admite las relaciones con el Estado Vaticano como Iglesia y otra que acepta al Vaticano únicamente en cuanto Estado.

No cabe duda de que los años de educación laica en las escuelas oficiales, han dado como resultado una ignorancia religiosa de consecuencias nefastas para la vida de la Iglesia. Así se percibe en los estratos más desasistidos de la sociedad, cuya situación económica llega a ser lacerante y, por ello, más propensos a aferrarse a promesas radicales. Se percibe un ambiente que da señales de hostigamiento, calumnia y violencia contra obispos y sacerdotes, de parte de grupos ganados gracias a la política populista del partido de izquierda, el PRD.

Agresiones del PRD

A partir de las elecciones presidenciales de 2006 los ánimos se enardecieron manipulados por Andrés Manuel López Obrador, candidato del PRD a la presidencia. Se le consideraba como el candidato con más probabilidades de triunfo, pero no ganó por estrecho margen. No admitió el resultado declarado por el Instituto Federal Electoral y montó actos de resistencia civil de tal envergadura que trastornó la Ciudad de México, sin que el gobierno perredista del Distrito Federal, defendiera los derechos de millones de capitalinos.

Como manifestación de irreverencia contra la Iglesia, el 20 de agosto de 2006 una turba invadió y profanó la Catedral Metropolitana durante la celebración de la Misa que suele oficiar cada domingo el Arzobispo Primado de México, Card. Norberto Rivera Carrera. El escándalo -inesperado e insólito- lo produjeron seguidores de los grupos beneficiados por el gobierno populista de López Obrador. Este y su correligionario Marcelo Ebrard, jefe de gobierno de la Ciudad de México, se desmarcaron de la agresión. A pesar de haber sido denunciado el atropello ante las autoridades por miles de católicos y miembros de otras confesiones, el alevoso asalto se repitió.

Los ataques al cardenal han sido violentos y los han promovido los miembros de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes, una réplica del SNAP norteamericano. Este ambiente ha ido extendiéndose entre los intelectuales y en los medios masivos de difusión.

La propuesta del Card. Rivera para que la legislación mexicana admita una verdadera libertad religiosa, respetando la laicidad del Estado, ha enardecido a las células de izquierda y al fanatismo anticlerical, recrudeciendo los brotes de violencia. En uno de los noticiarios de más audiencia, el Arzobispo de México declaró que había sufrido “no sólo agresiones (insultos, golpes al auto, violencia en las inmediaciones de la catedral), sino que he recibido constantes amenazas de muerte”.

La situación se ha agravado con la agresión física y verbal al Cardenal el pasado 7 de octubre, y a un grupo de religiosas. El presidente del Colegio de Abogados Católicos, Armando Martínez Gómez, exigió al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México “que diga por qué está permitiendo esto. ¿Están esperando a que pase algo como lo del cardenal Juan Jesús Posadas?”, asesinado en un tiroteo, aún no aclarado.

Cierre de la catedral

Sin embargo, el pasado domingo 18, López Obrador -quien se autoproclamó presidente “legítimo” de México- leyó en el Zócalo frente a catedral, para sus simpatizantes, su informe anual como si fuera el primer mandatario, a la misma hora de la Misa dominical del Card. Rivera. Mientras la senadora Rosario Ibarra de Piedra pronunciaba el discurso de apertura, hubo el repique acostumbrado de las campanas para llamar a los fieles. La senadora dice que tuvo que solicitar a la muchedumbre que se presentara en la catedral para exigir silencio.

A pesar de la presencia policíaca -escasa para tanta gente-, penetraron en la catedral, golpearon a los feligreses, causaron serios daños al recinto y derribaron un comulgatorio. La actitud agresiva contra la feligresía, recibió respuesta de los hombres que asistían a Misa y de los trabajadores del lugar, y los simpatizantes de López Obrador se fueron retirando. Ha sido presentada ya una denuncia ante la Procuraduría General de la República.

La Arquidiócesis Primada de México condenó la agresión y cerró la catedral hasta que las autoridades garantizasen la seguridad de los fieles. Tras permanecer cerrada toda la semana, la Arquidiócesis decidió reabrirla el sábado 24, después de analizar la propuesta presentada por la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal sobre el plan de protección de la catedral.

Un dato final: de 2006 a la fecha, hombres del PRD han protagonizado 25 incidentes en la catedral y en la Basílica de Guadalupe.

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