Convertirse al cristianismo en una sociedad islámica conlleva ciertos riesgos. Quien lo haga en Arabia Saudí, por ejemplo, puede terminar con la cabeza separada del cuerpo, pues el Estado confesional invade el ámbito privado de la persona y le impone todo tipo de obstáculos a su deseo de abandonar la fe del profeta. En Malasia, sin embargo, esto puede estar cambiando: una reciente sentencia de un tribunal civil del estado de Sarawak (en la isla de Borneo) ha dado la
Suscripción
Contenido Oculto
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
AccederSuscripción