Los yihadistas franceses, jóvenes desarraigados

Fuente: Le Monde
publicado
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Inquieta a los países europeos con cierta población musulmana el volumen de personas que se radicalizan y enrolan en los grupos extremistas que actúan el Oriente próximo. Por eso, las autoridades gubernativas intentan conocer cómo se produce el fenómeno, para intentar frenarlo.

Así, el ministerio del interior francés lanzó el 2014 un plan de lucha contra la radicalización. Los datos recogidos han permitido a las autoridades afinar su percepción del problema. Según las últimas cifras oficiales, que utiliza Le Monde (27-03-2015), 3.142 personas entran en el tipo definido oficialmente como radical. La cuarta parte son menores de edad; el 35%, mujeres, y un 40%, conversos. Cuanto más jóvenes, más proporción de mujeres y de conversos.

Actualmente, 416 yihadistas franceses están en Siria; 301, en tránsito; 201 han regresado a Francia, y 65 estarían en camino de regreso.

A juicio de los expertos, no se trata de un fenómeno religioso, sino más bien de situaciones de frustración, ruptura, búsqueda de sentido o identidad. Los protagonistas podrían acabar en la yihad… o en una secta, en el suicidio, en el ejército o en la adicción a las drogas. La fuerza del discurso yihadista es su oferta de una respuesta global: como un “kit de soluciones”, para superar un sentimiento profundo de fracaso personal. Como afirma el psiquiatra Serge Hefez, proporciona una “prótesis de identidad”.

El prefecto Pierre N’Gahane, responsable de las medidas preventivas francesas contra la radicalización, insiste en la importancia del salafismo, que desafía los principios de laicidad, y representa una amenaza para el individuo y la sociedad, con su lectura literal de los textos coránicos que, en su deriva radical, legitima el uso de la violencia. A su juicio, los viajes a Siria “son un síntoma de males más profundos”: “Estos jóvenes están desarraigados, afectados por cuestiones culturales, religiosas, de identidad o sociales. El yihadismo es un epifenómeno, golpeado por problemas sociales que lo amplifican: la cuestión religiosa del lugar del Islam en la sociedad, la cuestión cultural de las normas societarias y la cuestión social de la relegación de ciertas poblaciones. Estos problemas de fondo existían antes y seguirán existiendo después de la desaparición del yihadismo sirio”.

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